Una trama desquiciada y absurda, como de vodevil. Una comedia ligera que tan sólo pretende entretener y hacer reír (esto último sólo lo consigue a medias, o a menos de medias, las cosas como son… pero entretener sí, entretiene). Ya está. Y no sólo eso, si no que, además, en mi humilde opinión, la cosa es menos tonta de lo que aparenta, lo que no significa que sea trascendente, porque no lo pretende (faltaría más). Así que, resumiendo, sin pretensiones la peli consigue casi de un modo efectivo sus objetivos. Le falta gracia: SI. Le sobra algo: NO.

Oiga usted, esto no es cine de Kieslowski, no es más que una comedia juvenil para pasar el rato y, permítame, si se la compara con las últimas pelis juveniles hechas en tierra patria, tal como Mentiras y gordas o Fuga de cerebros, esto es una puta maravilla. Sensacional.

No pienso marcharme sin reivindicar lo divertido y acertado que está Miguel Ángel Muñoz (un tío que siempre me ha caído mal, así que me parece justo dedicarle este piropo)

Una peli sin pretensiones, para disfrutar sin pretensiones.