Mirco, un niño que tiene una gran disminución visual, aun cuando no llega a la ceguera, es destinado a una institución para chicos ciegos donde se lo educa a través de religiosos. Tiene una gran afición al cine y con la ayuda de la hija de la portera logra evadirse y aunque no puede ver bien, evidentemente, puede seguir la hilación y disfrutar del cine por medio de lo que oye. Por otra parte, y como lo hace notar la reseña de Filmaffinity, "roba" un viejo grabador donde estampa historias ficticias. Esto le acarrea dificultades con el director, también ciego. Es una película bien filmada, con buena fotografía, un acento poético subrayado por la buena partitura que supera la media, la presencia de la imaginación infantil, el ritmo y la calidez que desgrana en cada momento. Recomendable, 8,45.