El gran problema que tengo con él es la situación de Ernie como perseguido por la justicia. Creo que nunca se da una dimensión real del asunto; no se aprovecha, por decirlo de alguna manera, esta circunstancia en la manera de desarrollar los acontecimientos. En ningún momento esa situación le pone en aprietos. Así, lo que podría haber dado una serie de interacciones interesantes en su condición de lastre para los movimientos del personaje se reduce a una anécdota. Necesaria, pero desde el punto de vista del argumento más sugerida que otra cosa.

Otro error asociado es que, tal vez por no querer centrarse en eso, sí hay momentos en los que queda todo un poco en el aire, como por ejemplo cuando aparca un coche de policía al lado del taxi y la pareja de alguna manera logra huir sin consecuencias, o cuando otro policía les recrimina haber aparcado en la boca de incendios. Momentos que juegan mucho -demasiado- con la suerte, la ingenuidad de los policías o qué sé yo, y que a mí no me terminan de convencer.

Por otro lado, y aunque no me molesta, el personaje de Victor tiene un desarrollo un poco extraño; parece como si el guión quisiera resaltar su "maldad" o egoísmo por encima de todo y la idea de que sea capaz de cargarse a alguien a quien es evidente que quiere como quien lava para completar un trato me parece algo excesiva para lo poco desarrollada que está.

Con todo, donde falla ya claramente es, como he comentado, en el final. En general es una consecuencia de poner tantos conceptos encima de la mesa. Todo está muy bien y gana en interés, hasta que toca resolverlo, y entonces se ven las carencias y la falta de previsión. La resolución es de risa, todo se soluciona en un abrir y cerrar de ojos. Sin saber muy bien cómo ni por qué, de repente Ernie se ha deshecho de todos sus problemas y le va divinamente en la vida, está felizmente casado con Linda, tiene la gasolinera y sus problemas con la justicia ya son agua pasada. Vamos, que sólo le falta encontrar un sumidero de petróleo en el bidé. No estoy en contra de un final en el que todo acabe sospechosamente bien para el protagonista, pero sí cuando esto no se obtiene de manera natural por la narración, y en ésta hay un lapso importante que hace que todo resulte forzado.