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España España · Oviedo
Voto de babayu:
8
Comedia Wendell Armbruster (Jack Lemmon) es un hombre de negocios americano que se ve obligado a viajar a Italia, donde su padre ha muerto en un accidente de coche. A pesar de que tratan de ocultárselo, se entera de que su padre tenía una amante, que lo acompañaba en el momento del accidente. Cuando entra en escena la hija de la amante (Juliet Mills), la animadversión entre ellos es instantánea, pero la embarazosa situación se complica todavía ... [+]
24 de agosto de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que debería ser obligatorio, en este siglo XXI, "revisitar" pelis como Avanti!; en unos tiempos en los que el género de la comedia norteamericana fluctúa entre la más sonrojante facción "tontorromántica", los patéticos subproductos descerebrados destinados a adolescentes con ciertas filias a lo escatológico, y las autodenominadas muestras de humor inteligente producidas por Apatow, cascarse un Wilder que en su momento fue menor, pero que es muy superior a todo lo mencionado te refresca la mente, y te hace valorar más el talento en este tan difícil arte cinematográfico.
Amparándose en la maravillosa costa amalfitana y una región de Campania a la que la fotografía de Luigi Kuveiller hace honor, llenando la pantalla de luz y color (frente a la anterior peli del maestro, La vida privada de Sherlock Holmes, en la que las brumas inglesas y escocesas matizaban toda el metraje), el director austriaco nos ofrece una deliciosa historia de amor, que te induce a una eterna sonrisa, que nos hace guapos, en vez de la carcajada que nos deforma el rostro y que tiene su origen en aguijones que se clavan en lo más primario de nuestra existencia. Wilder adapta por segunda vez una obra de teatro de Samuel Taylor (la primera, Sabrina), mostrándonos cómo dos persojajes, anclados en sus respectivas mediocridades, el empresario americano Wendell Ambruster Jr., y la dependienta inglesa Pamela Piggott, se conocen gracias a un luctuoso acontecimiento, la muerte del padre de él y de la madre de ella, lo que les lleva a la isla de Isquia con el objeto de repatriar los restos mortales de dichos familiares.
Sin embargo, y a pesar de los evidentes choques iniciales, van descubriendo en el romance de verano que mantenían sus padres desde hacía una década, un modelo al que imitar, que les sacara de la funcional cotidianidad que marcaba su existencia hasta entonces comodamente desarrollada sin que ninguno fuera consciente de que sus complejos y autolimitaciones les habían convertido en personas grises y desdichadas. Obviando la discutible moralidad del asunto, Wilder y su co-guionista habitual, I.A.L. Diamond, se centran en la evolución de los sentimientos de los protagonistas, entremezcando la acción principal con gotitas de humor negro, y, sobre todo, usando la sátira sobre los estereotipos tanto americanos como italianos (me encanta cómo se enseña esa burocracia casi kafkiana, por ejemplo), dejando que la historia vaya curándose, de una forma pausada y reflexiva, tomándose su tiempo (casi dos horas y media), y rodeando a la pareja protagonista de una serie de personajes secundarios magníficos, sobre todo el director del Hotel Excelsior, Carlo Carlucci (genialmente interpretado por Clive Revill), y musicalizando el tema a la perfección. Lemmon impresiona, como siempre, y Juliet Mills, casi toda su carrera en la tele, no le desmerece. En definitiva, un auténtico placer para los sentidos. Gracias, Mr. Wilder, como dijo Trueba.
babayu
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