Hombre, la peli no deja de tener su punto graciosete si uno no muy exigente y quiere pasar un ratillo entretenido mientras hace la plancha, como fue mi caso cuando el otro día vi esta peli en la tele, pero creo que hay que exigir algo más que un remake simplón de una comedia que no era tampoco gran cosa, como la escrita y protagonizada por Peter Cook y Dudley Moore hace cuatro décadas. Tampoco Harold Ramis, un realizador de pelis ligeritas y olvidables, puede osar compararse a Stanley Donen.
Pero hay que ser justo y reconocer que la química entre la "diabla", una estupenda Liz Hurley, y el tontorrón de Elliot Richards, al que encarna Brendan Fraser, es óptima para un producto de estas características, al mismo tiempo que pierde bastante si comparamos a la "persona amada" de la original, Raquel Welch, con la sosilla Frances O`Connor. De cualquier modo, pienso que cumple con sus objetivos, que no son otros que los de ser un pasatiempo sin pretensiones, con cierta chispa y nada más.