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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · L.A.M.F. St.
Voto de Bartleby:
7
Drama Precuela de la trilogía "Heimat", que Edgar Reitz realizó para televisión en 1984, 1993 y 2004, en donde sigue la historia de Alemania en el siglo XX a través de un ficticio pueblo alemán. Ambientada en el 1842, sigue a la familia Simon en Hunsrück, que busca escapar de la pobreza y el hambre empezando una nueva vida en Brasil. Johann es el padre y trabaja como herrero, Margaret la madre, Lena la hija mayor que se ha fugado porque ... [+]
24 de mayo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la primera parte de Heimat, que llegó al 87 de la lista Kobal de los 80, esta precuela me ha confirmado mi opinión sobre el cine de Reitz. Son sus excesos autorales los que me sacan de su obra y la pura emoción cinematográfica las que me meten en ella. Todo lo que tiene de calculado en la coreografiada puesta en escena de largos planos y que especialmente en ésta me resulta en ocasiones artificiales, lo gana en emoción con la construcción del inolvidable protagonista Jakob. En ocasiones más bien parece que esté rodando un parque temático más que Schabbach, ese pueblo ficticio de Hunsrück, por lo impoluto de su reconstrucción y una cierta solemnidad en su estética de ese b/n perfecto. Tampoco pasar del b/n al color en la primigenia de la serie y remarcar a color objetos en un fondo b/n en ésta es algo que me guste especialmente. Es un subrayado enfático que no necesita la historia.

La película, como la serie (la calificaban de película larga en el libro de Kobal de ahí su inclusión en la lista de 1.988, pero es una serie ¡de 927 minutos! y tiene estructura de serie no de película) tiene momentos en que no avanza y se queda algo estancada pero siempre logra remontar y salir a flote. Es otra rara habilidad de este director que es mejorar cuando parece que lo va a estropear todo y volver a interesarnos en la narración.

Es la evolución de Jakob lo que te mantiene alerta y lo que sostiene la película, lo mismo que esa gran mujer que era María Wiegand la que estructuraba toda la serie. La bondad, belleza, moralidad, el enorme amor hacia los suyos, su comprensión y tolerancia hacia sus semejantes, la convertían en una mujer cercana a la divinidad y por encima de su propia humanidad/ humanismo. Aquí el idealismo obsesivo de Jakob es lo que lo convierte en especial y admirable. No obstante, Werner Herzog, ese grande del medio, interviene en un pequeño papel del noble que acude a visitar a su admirado y desconocido intelectual con el que se ha carteado en su viaje a París. Jakob es un personaje de Herzog porque la tierra que aquí se describe no es un lugar real, es el ideal, es el símbolo y la obsesión.

Se puede decir que en el cine de Reitz vemos a Malick o a Tarr. Sátántangó es una comedia cruel y triste de sonrisa torcida/ retorcida de juego de Satán, un colosal, aunque solo sea por su metraje, chiste malvado. Sus planos secuencia tenían un objeto que aquí no veo, que era mostrar los distintos puntos de vista ante unos mismos acontecimientos, era la subjetividad de Rashomon pero sin implicaciones morales, era más un recurso puramente narrativo. Fue una película innovadora y muy influyente en consagrados directores como Van Sant o en aquellos que empezaban a deslumbrar al mundo, en Tarantino (cambió su forma de narrar y lo vemos claramente en la infravalorada Jackie Brown). En todo caso, Reitz no es un cineasta "original" en cuanto a la pura forma cinematográfica, aquí incluso podría llegarnos en alguna ocasión el olor a naftalina, aunque en otros su "estética" funciona poéticamente y te mete en la historia de nuevo. Pero sus valores más remarcables son otros.

Los momentos más bellos y "originales" están en la resolución de la historia:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bartleby
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