Dicen los más sabios que cada hombre tiene en el mundo un hueco por llenar. Un hueco que solamente puede ser cubierto por una persona en concreto. Un hueco singular y particularísimo. Si Luther Coleman era el rey en trabajos callejeros, Arnold Schwarzenegger era el rey en este tipo de comedias que, como MENTIRAS ARRIESGADAS, de músculo y acción, logran que el espectador disfrute por regla general de dos horas muy agradables.
Se huele la pasta a mansalva en MENTIRAS ARRIESGADAS, pero no es por eso por lo que la cinta es buena. El guión, dejando sentado que se trata casi de "ciencia ficción", es redondo y simpático. Tom Arnold, Bill Paxton y Jamie Lee Curtis están francamente divertidos, Art Malik cumple como malo malísimo y Schwarzenegger, un Schwarzenegger que ha convertido en huérfanas a todas las comedias de músculo y acción que han de venir, está perfecto como Harry Tasker, otro Clark Kent que de pesado y aburrido se puede transformar sin necesidad de cabina telefónica ni de puerta giratoria en un supermán con gabardina. Un supermán terrenal e infatigable.
Llegados a este punto, es de justicia que yo apunte ahora lo mucho que siento que Arnold, el bárbaro, colgara las botas, las pistolas, las metralletas o las espadas.
Sigue habiendo un hueco que sólo él puede llenar.