En la pretensión de entregarse a una de esas amables producciones del cine patrio facturadas en los años sesenta del extinto siglo XX, el espectador se topa con estas otras HISTORIAS DE SAN VALENTÍN, protagonizadas por unos cuantos peces gordos del hoy y del ayer de la factoría hollywoodiense: Kathy Bates, Jamie Foxx, Julia Roberts, Shirley MacLaine. Y como si el todo se hubiera visto contaminado por alguna de las extemporáneas ideas de la otrora protagonista de El apartamento o de Dos mulas y una mujer, ideas sobre princesas incas o clonaciones de astronautas, por ejemplo, aquello con lo que el espectador se encuentra no es sino un refrito, un remedo o algo que, efectivamente, tiene mucho de basura interestelar.
Será complicado que esta otra cinta de Garry Marshall -reputado primer responsable de creaciones tan inefables como Feliz día de la madre o Princesa por sorpresa- consiga felice aceptación en una audiencia de nivel medio. Tan complicado, tanto, como que una mona no se quede mona cuando se la viste de seda.