Original película de denuncia social acerca del oscuro y dañino mundo de los traficantes de armas. Es la tercera película como director de Andrew Niccol tras "Gattaca" y "Simone", dejando claro que tiene un talento natural para la innovación, de manera que uno nunca tiene la sensación de estar viendo algo repetido hasta la saciedad, como desgraciadamente ocurre con tantos productos hollywoodienses. El film está cimentado en un buen guión que combina hábilmente el sentido del humor con la crudeza de la historia, de tal manera que consigue que el público se ría y lo pase bien ante una serie de acontecimientos que realmente nos deberían hacer pararnos a pensar. Nicolas Cage es un atípico traficante de armas, sin moral alguna, que entre inteligentes y sutiles diálogos logra medrar en este mundo, pero evidentemente fracasará en todo lo demás. El resto del reparto lo forman la bellísima Bridget Moynagan, un tanto desaprovechada en la historia, Ethan Hawke (que ya repitió con este director en "Gattaca") como sufrido e íntegro policía que nunca logra atrapar a su criminal, Jared Leto como hermano del protagonista, tratando de ser la voz de su conciencia y el famoso Ian Holm que interpreta a un traficante rival de Cage. Andrew Niccol nos ha demostrado como se puede hacer una película sobre un asunto real sin necesidad de convertir el relato en un documental, con acertadas dosis de ficción en forma situaciones a la par divertidas y espeluznantes, un cocktail que en manos de un realizador con poca habilidad, habrían resultado un desastre. Recomendable.