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España España · Pamplona
Voto de Edgar:
7
Thriller. Drama Nueva York, 1988. La difusión de un nuevo tipo de droga ha traído una oleada de crímenes. En inferioridad de condiciones frente a las viejas y nuevas bandas de traficantes, la policía pierde por término medio dos agentes al mes. Bobby Green (Joaquin Phoenix), el encargado de un club de Brooklyn frecuentado por la mafia rusa, intenta mantenerse al margen del conflicto. Pero Bobby guarda un secreto: tanto su hermano, el teniente Joseph ... [+]
31 de marzo de 2008
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Gray dirigió hace ya ocho años a Joaquin Phoenix y Mark Wahlberg en la mediocre "La otra cara del crimen". Parece que el propio Gray acabó descontento con los resultados porque ha vuelto a repetir, uniendo a la mencionada pareja de actores en una nueva historia de cine negro que, con toda seguridad, es muy superior a aquella. "La noche es nuestra" es un relato humano muy completo sobre dos tipos de personas: aquellas que hacen lo difícil y aquellas que se dedican a lo fácil. Lo difícil es ser leal, hacer lo correcto y no dejarse corromper; lo fácil es llevar una vida de fiesta y desenfreno sin importar lo más mínimo los problemas reales existentes en Brooklyn. El conflicto llega cuando, en una misma familia, unos miembros hacel lo difícil y otros lo fácil. La película basa sus puntos fuertes en su imponente dramatismo, tan brutal que puede llegar a resultar cruel para el espectador: Todo en la vida tiene sus consecuencias y, al final, nadie queda sin pagar. A esto contribuye de manera excepcional Joaquin Phoenix, uno de los mejores actores de su generación, capaz de transmitir sentimientos tan distintos como euforia, ira, pena y terror. Cada uno de sus gestos o miradas nos dicen inequívocamente qué está sintiendo su personaje, siendo, con diferencia, el gran protagonista de la película. Lástima que Mark Wahlberg no sea como Phoenix, ya que se limita a repetir sus últimos papeles, es decir: siempre enfadado, soltando tacos y con rostro permanentemente invariable. Ambos están muy bien secundados por Eva Mendes, actriz que demuestra que es posible poseer un bello rostro y a la vez saber interpretar y el consagrado Robert Duvall, artista que no necesita comentario alguno habida cuenta de su gran calidad. Hay muchas idas y venidas en el argumento con algún que otro giro inesperado, pero sin pasarse. Al final nos queda una historia de policías, drogas y sufrimiento muy bien realizada, con una atmósfera bastante conseguida que introducirá al espectador en la historia y, aunque el remate final no esté a la altura del resto del metraje, he de decir que uno termina con un buen sabor de boca.
Edgar
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