Esta película presenta una gran historia, pero está contada sin fluidez.

Gere es un policía veterano, al borde de la jubilación y de carácter un tanto decaído que debido a una casualidad se da cuenta de que quiere terminar su carrera haciendo una obra que merezca la pena.

Don Cheadle es un mediocre que no es capaz de conseguir la vida que quiere y es obligado a someterse a los viles chantajes de irrespetuosos superiores. El colmo llega cuando le encomiendan traicionar a su mejor amigo, un buen Wesley Snipes, que interpreta a un malhechor. Accede, pero poco antes de llevar a cabo la trampa, lo manda todo al carajo y se propone a ayudar a su desorientado amigo. Cuando a este le matan, irá a por los que cree que son responsables, ofreciendo momentos de buen cine.

El caso de Ethan Hawke es el más irrisorio. Y es que este hombre es una paradoja total. Pretende dominar, pero el dominado siempre acaba siendo él. Pretende conseguir algo bueno pero siempre mediante acciones malas. Se refugia constantemente en la religión, a la cual recurre como asidero espiritual, cuando es el prototipo de una persona que no creyente, que se olvida de sus valores en su día a día. Se justifica diciendo lo estúpido es el sistema en el que vive, en el que parece que eres más valorado si mueres, pero no consigue nada.

Una historia profunda, bien ideada por Antoine Fuqua pero que sin embargo me ha dejado algo frío, ya que le falta algo de ritmo. Respecto a la nota, dudaba si ponerle un cinco o un seis, pero decanto por la nota más alta porque Fuqua inunda su peli de auténticos temazos del hip hop.