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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Intriga. Cine negro Una noche de tormenta, Hugo e Ivón llegan a un hotel de Gijón acompañados del hijo del primero. Salen a ver el mar embravecido y poco después Ivón regresa pidiendo socorro porque el muchacho ha sido arrastrado por el mar. Como el cadáver no aparece, un comisario se hace cargo del caso. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le tenía unas ganas enormes a este clásico, y no por ello muy conocido, de 1955 con guión de Carlos Blanco y dirección de Nieves Conde. Cine negro a la española que contó con un remake nada despreciable en 2003 que incluyó otro desenlace, quizás el original que Blanco quería para su obra.

Se dice en algunas excelentes críticas de la página que un mal final no estropea una película pero yo creo que esta idea es bastante discutible. A veces un solo minuto en el último tramo de metraje puede mejorar o empeorar sustancialmente los otros ciento setenta y nueve. De este modo, al impensable juego de realidad y ficción que nos estimula en «Los peces rojos» parece faltarle una pieza, esa pieza definitiva que desmorone o no la partida que el novelista nos ha planteado. Debemos reconocer que el desenlace de la versión de 2003 sí consigue traspapelar el esquema y recomponer el juego hasta límites insospechados. Es una pena que Nieves Conde no pudiera contar con ese as en la manga.

Sea como sea, hay que admitir otra evidencia: que «Los peces rojos» es una película de sobrada clase y magnífica historia. El personaje (¿o persona?) de Arturo de Córdova traspira negritud por cada poro de su piel y en cada palabra que vierte sobre los espectadores, cuyo acento lejano parece multiplicar la incógnita que supone la vida del novelista Hugo Pascal. Si la fantasía es lo verdaderamente humano, Hugo es más real que nosotros mismos y su hijo Carlos, ese fantasma nacido de las entrañas del escritor, es lo más sincero de toda la película. Lo que no vemos, tocamos ni sentimos se presenta como algo tangible y deseado, ya sea por un padre orgulloso, por una tía millonaria o por una amante ambiciosa que se ilusiona con la nada.

El montaje en flashbacks es en esta ocasión muy acertado y la repetición de las escenas desde otro punto de vista es absolutamente rompedor en el cine. La intriga se sostiene pero el error es adelantar la resolución del misterio demasiado pronto así que de implacable thriller pasa a drama psicológico sin deparar más sorpresas hasta un punto y final que nos sabe a poco. Hacía falta seguir el juego. La imaginación exigía más.

¿Dónde empieza la realidad y termina la ficción? Ni siquiera el novelista lo sabe.
Kaori
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