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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Comedia Derek Zoolander (Stiller) ha sido el modelo masculino más cotizado durante los últimos tres años. La noche de la gala que podría suponer su cuarta corona, el galardón se lo lleva un nuevo modelo llamado Hansel (Wilson). Derek queda en entredicho y como un idiota, y decide retirarse. Sin embargo, un prestigioso diseñador le pide que desfile para él. (FILMAFFINITY)
4 de junio de 2016
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No nos equivoquemos, señores míos: si esta película es mala no es porque sea superficial o tonta, o porque el humor no sea sofisticado, ni porque quienes pensamos así tengamos el listón intelectual muy alto. Ese argumento es descalificativo en sí mismo, aparte de falso, así que intentad escuchar los verdaderos motivos de quienes no consideramos «Zoolander» como una obra de culto.

A ver, la parodia debe tener sentido. Es decir: debe basarse en atributos, circunstancias o situaciones verosímiles a las que se le da una vuelta de tuerca desde un punto de vista humorístico. Bien. El mundo de la moda seguro que tiene mil y una características parodiables pero, leñe, la fealdad de los modelos, su absoluta falta de inteligencia, el gusto hortera y aborrecible, la constante pluma y las actitudes obscenamente narcisistas, no forman parte de esas características. «Zoolander» no parodia: «Zoolander» critica y hace saña del hombre bello, del hombre como objeto sexual, y convierte al modelo masculino, tal y como se ha hecho con la modelo femenina por ser bella, en carnaza a la que pisotear. Esto le puede parecer muy gracioso a la gente, pero a decir verdad «Zoolander» solo es divertida cuando se sale de esa crítica ideológica y va por otros derroteros; por ejemplo, las campañas publicitarias, ese «obedece a mi perro» absurdo que se lanza en un momento determinado o incluso «la mirada acero azul» por las caras que pone Ben Stiller.

Realmente la película va de más a menos y como a mitad de metraje la historia empieza a ir en picado en una insipidez y desagrado progresivos, orgía repugnante incluida que a ninguna mujer debería hacerle gracia por lo que tiene de insultante: aceptamos con dolor a Ben Stiller, aceptamos llorando a Owen Wilson... pero ¿a un monje tibetano de ochenta años?

Venga, hombre.
Kaori
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