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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Drama Elmer Gantry (Burt Lancaster) es un hombre atractivo, oportunista y absolutamente inmoral. Tras asistir, por casualidad, a una reunión religiosa, se da cuenta de lo fácil que es ganar dinero como predicador y se convierte a la religión Evangélica. Con la hermana Sharon Falconer (Jean Simmons) a su lado, Elmer pronuncia unos estremecedores sermones que le permiten conseguir fama y dinero. Pero un periodista (Arthur Kennedy) sigue sus ... [+]
26 de abril de 2013
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble interpretación de un Burt de cabello indómito, pequeños ojos azules y alma fogosa. Lancaster nos quema, quema la película, quema la trama, quema a los demás actores, quema el guión, quema el libro, quema la Biblia y su presencia arde en pantalla.

De lejos lo mejor de «El fuego y la palabra», un título precioso e inventado del original «Elmer Gantry», pero con una historia que admito que no comprendo. Jean Simmons no está a la altura de su compañero de púlpito, porque ella es espíritu helado y Lancaster es una hoguera muy carnal con una oratoria de fuego. Arthur Kennedy sí que me gusta en su papel de periodista no creyente y tolerante con el prójimo, hasta el punto de ser un leal amigo con su contrario.

Por lo demás, la reflexión entre los límites entre la fe y el negocio no quedan claros en ningún momento, y mucho menos las motivaciones para los personajes, sobre todo para Elmer. Este señor es en teoría un pillo hipócrita, pero ¿acaso no creen sinceramente en Dios? ¿Acaso no ama de verdad a Falconer? ¿Qué experimenta a raíz de su particular calvario? Pues no lo sé. Tengo la sensación de que viene a ser todo una crítica al mercantilismo religioso, por muy honestas que sean las intenciones de cada uno, aunque esa honestidad está siempre puesta en duda. El desenlace dramático apunta a una especie de castigo para los que quieren casi, casi equiparse a Dios.

Además, desconozco la idiosincrasia de las iglesias evangélicas, pero me cuesta un mundo comprender que se siga con tanto celo las andanzas y los sermoncillos de una muchacha que se autodenomina hermana y que no para de pedir dinero. ¿Eso es así?

Le cuesta avanzar por momentos y la confusión del mensaje no ayuda mucho a despertar interés. La dirección de Richard Brooks, buena. El Oscar a Shirley Jones, excesivo. Burt Lancaster prende y arras. No hay más.
Kaori
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