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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Musical. Fantástico Mary Poppins (Emily Blunt) es la niñera casi perfecta, con unas extraordinarias habilidades mágicas para convertir una tarea rutinaria en una aventura inolvidable y fantástica. Esta nueva secuela, vuelve para ayudar a la siguiente generación de la familia Banks a encontrar la alegría y la magia que faltan en sus vidas después de una trágica pérdida personal. La niñera viene acompañada de su amigo Jack (Lin-Manuel Miranda), un optimista ... [+]
5 de enero de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Sería justo decir que lo mejor de «El regreso de Mary Poppins» es la aparición de un personaje y un actor del pasado? Quizá, pero posiblemente sea cierto.

Lo malo de este tipo de secuelas es que es inevitable hacer comparaciones, especialmente cuando el guion se encarga de que no nos olvidemos de que hubo antes una Mary Poppins con una Julie Andrews que se llevó el Oscar a mejor actriz y canciones como «Supercalifragilísticoespialidoso». En realidad «El regreso de Mary Poppins» no es una mala película, no es dañina y es totalmente apta para los niños, lo que ya es casi un triunfo en los tiempos que corren. Además, el personaje de Mary Poppins como concepto, la mera idea, es gratificante y cautivadora: una hermosa niñera mágica que cuida de quien lo necesita. Seguimos sin saber si es bruja, maga, ente sobrenatural o humana pero sí sabemos que nos encanta. Ahora bien, sin ser un desastre tiene varios inconvenientes.

Por ejemplo, la insistencia en recordarnos continuamente a la original través de casi el mismo esquema y números calcados. Y me pregunto: ¿es eso lo que esperamos de una continuación? ¿Exactamente lo mismo pero con efectos especiales nuevos, rostros nuevos y nueva ideología? En lo personal me gustaría que me ofrecieran algo que no hubiese visto ya y además empeorado. Fijémonos si no en ese pobre sustituto del gran Bert del inmenso Van Dyke, el tal Jack, que admito que me repatea bastante, no me gusta nada ni el planísimo personaje ni el propio actor, a quien le falta carisma y actitud y que solo pone la misma cara de alegría forzada. U otra vez con la familia Banks, de quienes quizá podían haber hecho solo un guiño y no mostrarnos sus infelicidades y sus problemas de dinero, que aquí el dinero es muy importante, por supuesto.

Otro inconveniente son las malas canciones. No me creo que no haya habido mejores canciones para una secuela de Mary Poppins, es imposible. Todas son olvidables junto con sus respectivos números musicales, y algunas son directamente odiosas; ese principio con el farolero…, madre mía, horrendos los primeros veinte minutos de película.

Sin embargo, aún hay otro problema del que nos damos cuenta en los primeros segundos en los que aparece Mary: que esta mujer no es la Poppins que conocemos. Ya nada más llegar volando y decir su primera frase te quedas como pasmado pensando: ¿Mary Poppins haría eso? Y no, no lo haría. Esto es difícil de explicar, porque se trata de algo que va más allá de las acciones. Las dos hacen cosas mágicas y hasta dice las mismas frases, pero ¡qué cambio! Donde antes había una inocente coquetería y una sonrisa seductora de autosuficiencia, de ese «prácticamente perfecta» que con tanto orgullo se decía, ahora queda algo amargo, inflexible y seco, una falta total de…, no sé, calidez, de simpatía. Esta Mary Poppins posee la belleza de Emily Blunt, su aire socarrón e inglés, pero es demasiado mecánica, es demasiado dura, demasiado arrogante. Puede que sea cosas de los nuevos aires.

A fin de cuentas, parece que el tiempo sí pasa por Mary. Por desgracia.
Kaori
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