A lo mejor Paris Hilton tiene algo en su ser que la incapacita para participar (si la hiciera ella, ya ni te cuento) en una película en condiciones. A lo mejor es una maldición o, mejor aún, una incompatibilidad cósmica que provoca que destruya todo lo que toca... ¿Se nota la ironía?

Como tengo por costumbre no demonizar a nadie, y menos a una persona que no conozco, la señorita Paris Hilton me parece en «La casa de cera» tan apropiada como cualquier otra. No creo que su interpretación desentone o insufle a la película nada que la desprestigie, aunque ya veo que muchas críticas hacen hincapié en ello. Quien la desprestigia es el espectador por prejuicios absurdos. El resto del reparto está adecuado, entre otras cosas porque el género no requiere ninguna nominación.

La historia es sencillísima, poco creíble quizá, pero no por ello menos tensa. De hecho, siempre que la veo me meto de lleno en la trama, muy tonta al principio, pero que despega con fuerza en cuanto empieza la acción. Personalmente me encanta el mellizo Nick y ese aire autodestructivo que parece empujarle pero que viene como anillo al dedo en la situación en la que se encuentra. Que haya tantos personajes, sin embargo, creo que estropea la historia, porque se desvía de lo que verdaderamente importa y hace que se desacelere en algunos momentos.

El resultado es una película de lo más entretenida y efectiva en sus aspiraciones, que son las de pasar un buen rato entre el «no quiero mirar» y el «que los pillan, que los pillan». Algunas escenas son un poco desagradables, pero no es en exceso cruenta, aunque el hecho de por sí sea en mi opinión terrorífico. Además, como siempre, queda la moraleja subliminal: haz caso al más listo del grupo y nunca hables con extraños.

Al suspenso, ni caso. Si os gusta el género, vedla sin prejuicios ni ideas preconcebidas.