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España España · Málaga
Voto de Kaori:
1
Comedia. Drama Amelie no es una chica como las demás. Ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Nôtre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. De repente, a los veintidós años, descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás. A partir de entonces, inventa toda clase de estrategias para intervenir en los asuntos de los demás: su portera, que se pasa ... [+]
28 de julio de 2013
47 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como lea una sóla crítica más donde un señor prepondera las virtudes de Amelie y manifiesta su ardiente deseo de encontrar una mujer como ella, me deprimo. ¿Qué hacemos el resto, oh, seres inferiores, que no somos como Amelie?

Pero, ¿de verdad debemos ser como ella? ¿En serio? Carecer de expresividad, no tener amigos, ser aficionada a tirar piedras y estar orgullosa de ello; ser incapaz de comunicarse con las personas, algo que realmente no llega a solucionarse en la historia; vivir en las nubes de la fantasía como vía de escape a las propias frustraciones, que nada tiene que ver con el poder de la imaginación, ni con ver la vida con ojos puros y nobles; Amelie no hace ni siente nada de eso. Decidir quién merece que me cuele en su casa y, en un alarde psicopático, gastarle desagradables jugarretas como castigo; no reírse nunca, llorar porque sí, como una neurótica, no apasionarse por nada, no emocionarse por nada; no ser constante en las buenas acciones, creer que la ayuda que prestas es un capricho egoísta que sólo sirve para sentirse mejor contigo mismo mientras mejora tu vida, y una vez ha mejorado encontrando un novio (¡y qué fácil lo encuentra!) que te quiere mucho, adiós muy buenas. ¿Así es como debemos ser?

La película de Jean-Pierre Jeunet es, para mi gusto, mala sin contemplaciones, por muy optimista y alegre que sea. También es extravagante, descerebrada, aburrida, inconexa, absurda y dañina para los ojos. Y original, sí, pero se trata de un estilo que gusta o no gusta; y a mi no me gusta esa voz en off contando sandeces que no interesan ni importan, ni me gustan los personajes grotescos sin sentido; ni la historia de amor sin amor; ni las payasadas tipo imágenes con Rayos X y situaciones aberrantes, como el fallecimiento de la madre de Amelie. Pulula por ahí la idea de aprovechar las oportunidades reales y no esconderse detrás de la fachada de los sueños baldíos, pero ni se remata, ni se explora, ni se desarrolla con credibilidad, sentimiento o belleza. Por lo menos, Yann Tiersen compone una magnífica banda sonora que no corresponde con la película que acompaña.

Inaguantable. Yo no soy como Amelie. ¿Quién quiere serlo?
Kaori
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