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Voto de Bhavya:
6
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/6.png)
6,8
32.209
Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He ido ayer a ver la película Melancolía. Lars Von Trier tiene el don o la maldición de conseguir transmitir a la perfección las sensaciones más terribles que pueden bullir en el interior de un ser humano.
Sigo en zona spoiler por si acaso chafo el argumento con mis interpretaciones de los personajes.
Sigo en zona spoiler por si acaso chafo el argumento con mis interpretaciones de los personajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La historia va sobre dos hermanas, que sin embargo yo estoy convencida de que son realmente una misma persona. Se trata el tema de la bipolaridad, pero como siempre son mis teorías.
Claire (Charlotte Gainsbourg) es la parte equilibrada, que prefiere no mirar demasiado a su interior y colocarse una sonrisa permanente de "aquí no pasa nada". Cualquiera que la vea desde fuera, le parecerá que lleva una vida normal, más o menos bajo control, como la de la mayoría de la gente.
Justine (Kirsten Dunst) sería como la verdadera personalidad de la protagonista, oculta tras la sonrisa que elude el conflicto y finge tranquilidad, es alguien sin fuerzas apenas para vivir, sumida en un estado depresivo y a quien las emociones más devastadoras la paralizan. Es su otra parte (su hermana Claire) la que la mueve y la anima a seguir hacia delante y a veces parece lograrlo pero enseguida vuelve a caer en su “lado oscuro” y hacer cosas sin ton ni son que desconciertan a los de su alrededor, consiguiendo alejarlos. En sí misma Justine es un perfecto ejemplo de bipolaridad.
La realidad está ahí enfrente y hay cosas muy duras que nos pueden aplastar en cualquier momento (para mi ese posible choque del planeta Melancolía contra la tierra, sería como una metáfora de ese estado de tristeza profunda devastadora). Supongo que por eso mismo existe la diversión, la fantasía, las diferentes creencias o el relativizar las cosas, cada cual tiene su fórmula, porque hay demasiados sucesos que vivimos en el día a día o que vemos en los medios que a poco sensible que seas te tocan profundamente y hay que encontrar la forma de pese a todo ser lo más feliz que podamos o al menos sería lo suyo porque estando triste o alegre la vida pasará igualmente, mejor entonces elegir la alegría, digo yo.
Cuando pienso en ese estado mental depresivo que tan bien expresa Lars Von Trier, cuando siento lo que supone el simple hecho de ser humano, la angustia que se padece en ciertos momentos de la vida irremediablemente (pérdidas, fracasos…), entiendo perfectamente porque hay personas que parecen no enterarse de nada de lo que sucede a su alrededor y que simplemente viven sin pensar en exceso en un pequeño mundo creado a su medida, tomando cierta distancia del dolor. Creo que un poco o un mucho de esto es necesario porque siendo demasiado consciente de todo, sin edulcorante alguno, apaga y vámonos, se haría todo cuesta arriba y esto sería una auténtica pesadilla estilo Melancolía.
Me ha recordado bastante a la película El árbol de la vida de Terrence Malick, aunque esta última se centra en la luz y no en la oscuridad del ser humano, con lo cual es bastante más gratificante su visionado al desprender mucho amor, sobre todo en su escena final tan llena de esperanza. Pero claro es que Lars Von Trier no recurre a la espiritualidad; como sí lo hace Malick, sino a la realidad en su estado más trágico, con tan sólo un pequeño toque de fantasía al final, que fue lo que más me gustó del film.
Claire (Charlotte Gainsbourg) es la parte equilibrada, que prefiere no mirar demasiado a su interior y colocarse una sonrisa permanente de "aquí no pasa nada". Cualquiera que la vea desde fuera, le parecerá que lleva una vida normal, más o menos bajo control, como la de la mayoría de la gente.
Justine (Kirsten Dunst) sería como la verdadera personalidad de la protagonista, oculta tras la sonrisa que elude el conflicto y finge tranquilidad, es alguien sin fuerzas apenas para vivir, sumida en un estado depresivo y a quien las emociones más devastadoras la paralizan. Es su otra parte (su hermana Claire) la que la mueve y la anima a seguir hacia delante y a veces parece lograrlo pero enseguida vuelve a caer en su “lado oscuro” y hacer cosas sin ton ni son que desconciertan a los de su alrededor, consiguiendo alejarlos. En sí misma Justine es un perfecto ejemplo de bipolaridad.
La realidad está ahí enfrente y hay cosas muy duras que nos pueden aplastar en cualquier momento (para mi ese posible choque del planeta Melancolía contra la tierra, sería como una metáfora de ese estado de tristeza profunda devastadora). Supongo que por eso mismo existe la diversión, la fantasía, las diferentes creencias o el relativizar las cosas, cada cual tiene su fórmula, porque hay demasiados sucesos que vivimos en el día a día o que vemos en los medios que a poco sensible que seas te tocan profundamente y hay que encontrar la forma de pese a todo ser lo más feliz que podamos o al menos sería lo suyo porque estando triste o alegre la vida pasará igualmente, mejor entonces elegir la alegría, digo yo.
Cuando pienso en ese estado mental depresivo que tan bien expresa Lars Von Trier, cuando siento lo que supone el simple hecho de ser humano, la angustia que se padece en ciertos momentos de la vida irremediablemente (pérdidas, fracasos…), entiendo perfectamente porque hay personas que parecen no enterarse de nada de lo que sucede a su alrededor y que simplemente viven sin pensar en exceso en un pequeño mundo creado a su medida, tomando cierta distancia del dolor. Creo que un poco o un mucho de esto es necesario porque siendo demasiado consciente de todo, sin edulcorante alguno, apaga y vámonos, se haría todo cuesta arriba y esto sería una auténtica pesadilla estilo Melancolía.
Me ha recordado bastante a la película El árbol de la vida de Terrence Malick, aunque esta última se centra en la luz y no en la oscuridad del ser humano, con lo cual es bastante más gratificante su visionado al desprender mucho amor, sobre todo en su escena final tan llena de esperanza. Pero claro es que Lars Von Trier no recurre a la espiritualidad; como sí lo hace Malick, sino a la realidad en su estado más trágico, con tan sólo un pequeño toque de fantasía al final, que fue lo que más me gustó del film.