Nos guste o no, Suspiria es un cuento de Disney bañado con una poderosa atmósfera de terror que solo un maestro como Dario Argento sabría equilibrar. No es casual que el propio Argento haya manifestado que su objetivo era de el de utilizar la estética de Blancanieves, la celebrada película de Disney.

Suspiria parte de una premisa simple, una chica americana viaja a la ciudad alemana de Friburgo para ingresar en una escuela de baile. Poco a poco, irá descubriendo que en dicha escuela, no solo es el baile lo que se practica.

Es muy evidente que la narrativa de Suspiria es muy sencilla y simple e incluso tiene algunas lagunas y simplezas de guión en su tramo final. Sin embargo, la belleza de esta película reside en su estética, en su forma, en su música, en su iluminación y en su presentación. Suspiria, es por tanto, la prueba de que una historia sencilla, puede cobrar mucha fuerza si se presenta como nos la presenta Dario Argento en este caso.

Pero vayamos por partes, la iluminación y la fotografía son dos de los componentes principales que arman Suspiria, pues estamos ante una estética difícil de olvidar, que todo amante del séptimo arte sabrá apreciar. Son increíbles las secuencias bañadas de luz azul o rojo sangre, que imbuyen a los protagonistas, dando ciertas claves de que lo que estamos a punto de ver. Las escenas donde mejor se aprecian estos recursos, son sin duda las relacionadas con los asesinatos, que sin caer en el gore, ofrecen una visión de los hechos única, escenas en las que Argento arriesga con una gana cromática complicada. Además, en muchas ocasiones la iluminación cambia sin que el plano se corte, dotando de ritmo y originalidad a las secuencias, confundiendo al espectador de alguna manera ¿Se encuentran los personas en la realidad o dentro de una pesadilla?

La música es otro de los elementos clave de la obra maestra de Argento, una melodía repetitiva, que se te mete en el cerebro, y en algunas ocasiones termina por agobiar al espectador, pero a la vez, transmite la angustia que viven los personajes en la pantalla. Suspiria es pues, un claro ejemplo de como la música y el diseño de sonido juegan un papel fundamental en toda película de terror que se precie.

Como comenté antes, el aspecto que hace flojear a esta película es sin duda su guión, con algunas lagunas grandes en el tramo final. Considero que se podría haber trabajado este aspecto algo más, sobre todo para dar al espectador alguna sorpresa y cerrar la película a lo grande.

En resumen, Suspiria se posiciona como una película clave en el cine de terror y fantástico, una película que merece la pena ver más d una vez para admirar con calma la belleza en muchos de los planos de la cámara de Argento.