Lo cierto es que intentar realizar una serie de este tipo en nuestro país, en la que el "ingenio" sobresalga un poquirritín, aunque sólo sea un pooooooco, poco, poco, ya es motivo para que se le haya dado bombo a la cosa, porque claro, ya se sabe, aquí no estamos acostumbrados a ver como un niño de escasa edad y un tipo bigotudo con pinta de bujarra van por ahí desvelando casos... y a lo mejor hasta puede sorprender a alguien, que un muchacho deduzca que alguien no se ha suicidado porque encima de su mesa había un cacho de tarta, pero lo que es a mi.... pues va a ser que no.

Y es que, tras "Hermanos y detectives", una serie que si fuese emitida en cualquier otro lado hasta resultaría decente, se esconde lo de siempre, lo que no nos cansamos de ver nunca en la tierra patria: Diálogos demenciales de esos que intentan ser simpáticos y graciosos pero que NO lo son, situaciones inverosímiles que nos intentan inmiscuir en unos casos donde un niño meta las narices casualmente y los resuelva pero que NO convencen o tramas que intentan resultar sorpresivas pero que son tan evidentes que NO lo logran. En definitiva, tantas intentonas como fallos, ¿algo fallará aquí, no?

Ni la presencia de un grande como Álex Angulo, ni una dirección tras las cámaras de lo más normalita (aunque también algo ramploncilla), logran salvar este desaguisado de ser otro producto televisivo de baja o ínfima calidad en el que, para colmo, mienten de nuevo: Y sino, a santo de que nos iban a hacer creer que un niño de cociente 200 se sorprenda al ver lupas o suelte según que chorradas y luego sea capaz de calcular nosecuantas pamplinas y de poner patas arriba el escenario del crimen para resolverlo. ¡¡Que lo ha leido en el guión, coño!! Si es que... otro como el Cage en "Next", y encima picamos...