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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
3
Drama Cuando Julieta está a punto de abandonar Madrid para irse a vivir a Portugal, se encuentra por casualidad con Bea, una antigua amiga de su hija Antía, a la que no ve ni sabe nada desde hace años. Bea le cuenta que vio a Antía en el lago Como, en Italia, y que tiene 3 hijos. Aturdida por la noticia, Julieta cancela su viaje a Portugal y decide escribir sobre su hija, desde el día en que conoció a su padre durante un viaje en tren... ... [+]
14 de abril de 2016
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que si había cambiado, innovado y enfriado, que si giro o volantazo inesperado, que nuevos aires, más tristes y solemnes. Vamos, que casi irreconocible y voy yo, es lo que tiene, y me encuentro al mismito de siempre. Sí, a Pedro, el recurrente, el ínclito, el que viste y calza. Quizás sin el interludio humorístico de otras veces y un poco más redundante, si cabe, de lo habitual. Pero por lo demás... : mujer doliente con pasado desgarrado, contraste ciudad-vida rural, arrebatos coloridos, rojos sufrientes, muñecas rusas como modus vivendi narrativo, culpas enroscadas sobre sí mismas, como serpientes, mujeres descoyuntadas, hospitales revisitados y enfermedades terribles, muertes, desgracias y espantos, mil explicaciones y vuelta a empezar, depresiones, goterones y hundimientos, en fin, ese realismo más fantástico y delirante que la turbulenta y angustiada mente del bueno de K. Dick en sus horas más creativas y paranoicas, o lo mismo, un artificio melodramático mezcla de tantas cosas contradictorias (el discreto encanto de la burguesía, fashion victim y pijerío como religión cruzada con campo recién salido de un anuncio de miel y mar de postal al por mayor, maqueado todo, embutido en unos colores, unas casas y unos vestidos y adminículos varios robados a alguna revista de moda, de cotilleos o tal vez desfile de modistillo con ínfulas. Dame una mujer estupenda, culta y pasional que se parta en dos y acabe en el consultorio sentimental de la señora Francis. Amor y Lujo remozados con una capa de modernidad chillona y agresiva, como de nuevo rico cultural, libresca y citadora, de muy mal gusto, más un toque de conciencia melosa, autocomplaciente y empaquetada con aires de grandeza cursis e histriónicos; blando todo finalmente, sin pegada ni fuerza ni crítica ni nada, un producto domesticado y amanerado que a pesar de sus contorsiones solo es una remodelación más del culebrón de toda la vida del señor, esta vez en los tiempos de la democracia, el multiculturalismo, el progreso, el capitalismo, el gilipollismo, la globalidad y todas esas zarandajas o cosas tan importantes que nos traen de cabeza y a las que algunos, privilegiados ellos, se adaptan tan bien que les dan lustre mientras hacen boyante negocio y muy premiada carrera) y contadas con tanta unción, desvarío y seriedad que uno termina entre muy distanciado y muy cansado después de todo, sin ganas de saber nada más de esos personajes tan poco creíbles y sus enredos tan sobreexplicados y fútiles.
Adapta a Munro, pero la hace suya, y quizás la enmaraña y estropea, abusa de ella y junta mucho cuento que acaba saturado de tanto drama y muerte afrentosa. La historia no respira, cada diálogo vuelve a recurrir a un pasado que de tan trasegado y transitado parece el famoso metro de Tokio que siempre salde en el telediario infestado de gente mala en hora punta.
Mucho ornato y mucha pose, el esfuerzo denodado por marcar un paquete cultural, y autoral, como si tuviera un gran complejo al respecto y, como contrapeso, exagerara tanto el gesto, se desbordase, ese exceso, que se nos cae sin remedio; prosa relamida y afectada que se pretende poesía del silencio y deviene masa fofa y pesada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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