Será por castigo el dinero y por el tiempo es oro que es lo que les sobra, a raudales, así cualquiera se puede dedicar a follar a todo dar o a enamorarse como un pringado o una parva sin ningún problema, es Castilla ancha.
Los dos juntos y sus muchos mohínes y ruidos gestos tienen gracia, especialmente ella como gran caricata para parar un carro. Además de que los dos ya no interpretan, hacen sus papeles, de ellos mismos, esa entelequia, de la idea que tenemos de ellos por lo menos que en verdad y al fin y al cabo es lo mismo o lo más importante o imprescindible indispensable, lo comido por lo servido; él como gañán castigador viril abismal que en su tosca espontánea sinceridad y simpática desvergüenza las derrite/despatarra o desarma por su sofisticada simpleza y animal rudeza, y ella con sus cuellos altos de monjita reprimida insoportable, rottenmeier la señorita pepis, que en el fondo (todas sus quejas y lamentos son solo ardor sin consuelo, hambre atrasada, cruel dieta, abstinencia perra, malsana ausencia, oquedad abyecta) y tras su fachada de humor, torpeza o superficial intelectualidad muere por un polvo, por favor, maromo, echa dámelo, el deseo tanto tiempo insatisfecho que se ha transformado en neurosis, delirio y honda pena, los opuestos que se atraen, el sátiro sin tapujos ni hipocresías ni mierdas y la damisela necesitada de eso, sexo, trempera, cacho, cazzo, verga, giovanni, gracias por escribirme, lloro como una magdalena, arquetipos conocidos que tanto gustan al gran público, disfrutones, de andar por casa, de los de toda la vida de dios. Él (muy) burro, ella (muy) repipi. El patán y la cursi. El jardinero (con dinero) y la señoritinga (con tanto tiempo). Vale, de acuerdo. Joder (o amar si la mona, y el orangután, se viste seda, la vaselina esa, aunque no cuela) era/es el único argumento de la obra, la fuerza del cariño, jo, ¡qué noche!
Lo demás, el resto de personajes y situaciones no valen mucho la pena, muy sobre todo el de Keanu Reeves tremendamente lamentable* y el rato final tan flojo/desangelado, aguafiestas.
Bueno, sí, también hay que reconocer, lo cortés no quita lo valiente, que hay escenas que están bien escritas y buenas ideas o asociaciones juegos de conceptos, cierto. Y te recuerdo Amanda no puede ser/estar más preciosa.