Retrato minucioso y obsesivo de una mujer chilena. Se nos cuentan las andanzas de esta mujer que vive sola, está separada y tiene dos hijos.
Historia que bajo la apariencia de un realismo convencional y anodino cuenta la desesperada búsqueda de Gloria; su desaforado y patético intento de huir de la soledad y la decadencia; es, por lo tanto, el triste canto del cisne de esta heroína que no se rinde, que pelea en una batalla perdida de antemano contra el inexorable paso del tiempo; que se aferra con dolor y ciega voluntad a la miserable oportunidad que se le presenta en forma de hombre débil y cobarde; tramposo y ridículo.
La narración, absolutamente dominada por la omnipresencia de Paulina García (interpretación compleja y sutil que se mueve entre la desolación, la huida hacia delante y el desequilibrio), nos va desgranando las idas y venidas de Gloria en un entorno de clase media ilustrada; de burgueses levemente bohemios con el telón de fondo de las protestas estudiantiles.
Gloria se siente cada vez más sola (se va su hija a vivir a Suecia) y más débil (el glaucoma amenaza la salud de sus ojos) y, sobre todo, se enfrenta a la terrible perspectiva de un futuro en el que previsiblemente todo empeorará.
Por lo tanto, esta película sería el relato de una aventura cotidiana; la hermosa e inútil heroicidad de una mujer sin esperanza. En su debe ciertos subrayados e insistencias innecesarias.
Gran utilización de los contrapuntos musicales: desde Bach a Paloma San Basilio.