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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Bélico. Drama Biografía del general norteamericano George S. Patton, quien, tras vencer al mariscal alemán Rommel en el norte de África, condujo a sus tropas de manera imparable a través de Europa. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte de la guerra o la poética Patton.
Fuera del tiempo. Anacrónico. Pasado de moda y de rosca. Es Aníbal, César y Napoleón Bonaparte. Él ya luchó y ganó todas las guerras. Es el último guerrero indio, un apache chiricahua, Toro Sentado, es Hernán Cortés, y Moctezuma y Rommel, su enemigo, el zorro del desierto, el general Custer. El duque de Wellington, Gengis Kan. Un mongol, un tártaro y un cosaco y un corsario, Lord Nelson, un nómada del desierto, bere bere, Abderramán II. Loco y caballero. Santo y diablo. Es el canto del cisne de la guerra como épica caballeresca. Es Leónidas. Jerjes. Es Ernst Junger. Tempestades de acero, radiaciones. Borges. Capitán Conan. Alejandro Magno y Carlomagno. Nunca más será un deporte de patricios. Se acabó el duelo entre héroes/leones. Es Aquiles que lucha por la gloria eterna, que va mucho más allá de la vida y la muerte. Es el fin del honor y el valor. De la grandeza Homérica. De la epopeya y el cantar de gesta. No se volverá a escribir Las lusiadas ni la Araucana ni La historia verdadera de la conquista de la Nueva España ni La guerra de las Galias o sobre la del Peloponeso ni la de Lepanto, la más grande que vieron los tiempos, Cervantes no se quedará más manco, escribirá a dos manos, a toda hostia. Todo eso desapareció para siempre. La aristocracia con sus cosas, la nobleza en todo su apogeo (culto y rico es, habla todos los idiomas, poco más o menos, casi como si fuera autóctono, como William Wallace, tremendo).
Ahora, al final de la Segunda Guerra Mundial y lo que te rondaré morena, es ya solo diplomacia, mediocridad, bajeza, política, bobería, cálculo, pequeñez, miseria, un espectáculo deprimente protagonizado por grises y acojonados burócratas.
Bueno, es a favor de obra (de los yanquis y de este tipo más concretamente, esa gran bandera, no disimulan la propaganda apenas nada, como contado todo por un Otto Preminger, buenos planos lejanos, de medio pelo) una loa, un intento de exaltación contenido, correcto, no se pasan de la raya, tampoco se quedan cortos, ahí le andan.
Es superficial, levemente aburrida, con una gran fotografía. Discreta, poderosa, fría, hermosa, no gran cosa. Él es una maravilla. Y además su personaje no solo es un grotesco fantoche, un clown, tiene algo más de miga, sentido del humor incluso y, sobre todo, siempre está de cuerpo presente en cada instante, en ese mismo y justo momento, nunca ausente o en otra parte, llena el espacio y el tiempo, es coherente entre lo que piensa, siente, cree o sueña, no hay grieta. Y exige a los demás lo que él mismo ofrece, lo que no tiene ningún problema en cumplir o dar/ofrecer, la propia vida si es necesario o toca sin ningún problema, ya (esa escena disparando a los aviones como el Duvall en la playa de Apocalypse Now).
Vemos apenas tres o cuatro escaramuzas más o menos irrisorias, parece que no iban sobrados de presupuesto, rápidamente las cortan, y victoriosas y alguna disputa y la gran ridiculez que supone que su gran problema o falla no sea que mande a la muerte a miles de desgraciados, bastardos hijos de perra, muy seguramente sin comerlo ni beberlo los pobres, no, qué va, eso se ve que a nadie importa, daños colaterales totalmente asumibles, es la guerra, más madera, ay, sino que lo malo, vade retro, es que es un mal hablado, córcholis, y a veces da cuatro voces o suelta diez memeces o gilipolleces y algún pobre soldado despistado y tan nervioso puede que se nos ofenda horriblemente, por qué a mí, que la sensibilidad mucho le hiera, otro sino/signo inequívoco, por lo tanto, de los nuevos aires o tiempos tan monstruosamente hipócritas que desgraciadamente a nosotros ahora también tanto nos suenan y se nos venían encima ahítos de majadería y caradura, aquellos en los que nada importa que cometas o perpetres los mayores horrores a sangre fría, con premeditación y alevosía, si a cambio llevas de paseo el perro de o lames las botas y todo lo otro del jefe o gran poder, ese camino tan consabido o socorrido, el día a día de la mucha mayoría que tanto luce o nos representa.
No hay mujeres, salvo ese estupendo rato con las inglesas que tanto le quieren y con él, cuando le escuchan, a lo loco se regocijan. Es una película de grandes generalotes, quizás por eso escasa de enjundia, demasiado envarada, muchos unidos zotes haciendo el indio, compitiendo por ver quién la tiene más grande o más pequeña, ese burdo rumor que les sorprende o azota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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