Muy tonta y muy floja. El libro es una mierda y una excusa para verlas/celebrarlas a ellas haciendo el indio como dios manda o caricatas descerebradas o torpes adolescentes, inmersas en la edad del pavo, con mucho acné mal maquillado, todas, que descubren el proceloso mundo del amor y el sexo por primera vez, ese virgen momento que causa admiración y asombro o de la cueva de los ladrones de Alí Babá o de los sueños olvidados de Werner Herzog o la de Montesinos por obra del mago Merlín del Quijote, esas grutas insospechadas y por descubir.
Cuando más oligofrénica y estúpida o delirante o majadera es o se pone, más nos divierte y entretiene o menos nos molesta y zahiere la cabrona.
Cuando trata de aparentar medio seriedad o alguna como reflexión, es como para tirarse de cabeza por un puente, no tarde, presto, pronto, por el de Segovia acueducto, la hijaputa.
Diane Keaton miente, para variar, no es ni mucho menos del cincuenta y uno, es del cuarenta y seis, le quiere dar gato por liebre al pobre García, y le saca diez años a un ridículo tipo que además es inmensamente rico y amable, comprensivo, valiente y sodomizable, seguro de sí mismo y y gordo, tripón mediante, me lo creo, el flechazo, menudo impacto, el cortejo, a todo trapo, todo, ello.
Fonda no es una persona, es un holograma pintado al óleo que se lía con Don Johnson, doce años más joven, estupor/estupro, que no está tan mal a pesar de todo. Su conflicto, chispa o lo que sea aquello que les sucede o pasa, recuerdos del futuro, es de vergüenza pena, entre el tópico más sinsorgo viejo y la chorrada más consabida aburrida.
Mary Steenburgen es más guapa y la más joven y quizás la más maja. El problema con su impotente/incompetente marido es un horror por donde lo mires, por lo mal que está contado y desarrollado ese tramo gordo intercalado.
Y Candice Bergen es la que tiene el mejor papel o personaje con los comentarios más sarcásticos o agrios y con sus kilos hermosos y todo a cuestas. Y con Richard Dreyfuss protagoniza tal vez el mejor hecho, sexo salvaje en el coche, como en American Graffiti, ese homenaje después de tantos años, claro.
Y hasta sale un poco la estupendísima y siempre añorada Alicia Silverstone, en un altar la tengo.
Allí nadie tiene problemas económicos ni laborales ni de pensiones o de vivienda o de jubilaciones, será por dinero, nadan en la abundancia, en oro, la duda ofende; motivo principal por el que pueden dedicarse en cuerpo y alma a lo único importante, al apasionado mundo/asunto de la jodienda y todo lo que la rodea que nunca tiene enmienda aunque pase tanto tiempo, dale Perico al torno.
Según avanza, se va lastimosamente cayendo, las dos o tres primeras bromas simpáticas van desapareciendo, la turra haciéndose sitio/fuerte hasta un final tan pobre y obvio.
Quizás lo mejor sea, además del intento fallido de frivolizar/aligerar temas muchas veces tratados con tanta solemnidad y monserga, aparte de ellas tan cachondas y fenómenas, eternas como momias que salen de su sarcófago un rato, que es una comedia, sí, también muy mala, pasada de moda, arcaica o anacrónica, mejor, atemporal, fuera de juego, como si hubiera sido sorprendentemente rodada sin la supervisión de la hoy día omnipresente liga antialcohólica metodista, el monja y la cura pertinentes que a todos toca, más tarde o más temprano, indefectiblemente, o los guardianes de la moral correcta que tanto nos ocupan, nada, hace ascos u oídos sordos a toda homilía y no se sube al púlpito ni suelta el inevitable sermón de la montaña con el que el poder nos suele amenizar sin descanso y en cualquier lugar que se precie, aquí no hay ni rastro de eso, vade retro, son mujeres dignas y enteras, resisten como las de Numancia, bravo, aunque solo sea en ese sentido parco, por ellas.
Pero acaba siendo un desastre principalmente por tres o cuatro razones, por su falsedad radical abismal, por tanto revenido cliché amoroso desganado, por el modo de vida que retrata tan yanqui y apoteósicamente adocenado desahogado y por su realización sin ninguna gracia o genio o carisma o magia/riesgo.
En fin, con el sonotone.