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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
3
Fantástico. Romance. Drama Un hombre (Brad Pitt) nace con ochenta años y va rejuveneciendo a medida que pasa el tiempo; es decir, en lugar de cumplir años los descumple. Esta es la historia de un hombre extraordinario, de la gente que va conociendo, de sus amores y amistades, pero sobre todo de su relación con Daisy (Cate Blanchett), la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los heraldos de la muerte. Chelsea Hotel.
Trece años después sigue igual de mal, a pesar de su comienzo colosal, todo eso tan genial, hasta casi una hora, si somos generosos, que la pasamos fenomenal, el tiempo no la ha ayudado ni perdonado, ha envejecido muy mal, o, por lo menos, no ha rejuvenecido nada la cabrona, sigue siendo un infierno de tontuna abismal.
Mezcla estrepitosa y ampulosa y oleaginosa de, por ejemplo, "¿Conoces a Joe Black?", Dios los perdone, "Titanic", por quién doblan las campanas, "Forrest Gump", corre Forrest, corre, "El show de Truman", viva la fantasía opresiva, "Grandes esperanzas", amar, amar, y "El retrato de Dorian Gray", qué hago yo con esta cara tan avejentada si me duele tanto de ser tan guapo (en otra actuación indescriptible del gran Pitt, de hecho, conozco sillas con muchos más matices, hay concretamente un puerro en mi supermercado más cercano que tiene mucho más salero y solera, y una acelga no tan siesa ni muerma, vaya individuo); o gran sesión de tortura fina que nos depara esta mastodóntica película muy somnífera y algo oligofrénica.
Inflada, hinchada, hueca, aparatosa, pretenciosa, ridícula, grotesca, almibarada, babosa, empalagosa, fofa, pesada, aburrida, perezosa, llena de patrañas y postales perfectas, preñadas de muerte, de frases sonajero, muy tontas y grandilocuentes, qué gran desafuero.
Es una ópera kitsch popera atiborrada de bondad y mentira, de vacío y pena.
Es una enorme estafa, una gran tomadura de pelo, una atorrante pelmada.
Le falta alma, está desentrañada, dentro no hay nada, como a su infame protagonista, un verdadero sinvergüenza y un gigantesco caradura. Como a su amada, esa es otra, que tal baila, fría, egoísta, caprichosa y desgraciada.
Superficial y banal también. Nada se le perdona a esta innecesaria obra.
(Spoiler aquí por falta de espacio ahí abajo)
Se demuestra la catadura, muy horrorosa por si todavía quedaba alguna duda, del personaje en cuestión especialmente en la hora de la muerte de su, se supone, muy rico y abotonado padre. Lo que hace con la herencia, único y exclusivo depositario de tanto, recién recibida es de juzgado de guardia, se la queda toda y a su pobre, una santa como ninguna, madre, que la zurzan, ni un duro, ni la retira, ni le compra una casa nueva ni le hace, como tanto se merece, por lo menos, vivir como una reina todo el santo día sin hacer nada, tirada a la bartola, y llena de sirvientas, qué va, toda una vida de monstruosos sacrificios sin ninguna recompensa a última hora, cría colibrís poéticos y te sacarán los ojos con escalpelo, lo contrario, más bien, se dedica a ser una especie de ignominioso y risible playboy de entretiempo y de paseo pijo y marbellí ridículo con su velero y echando algún triste polvo a diestro y siniestro, y de su hermanastra lo mismo, ni existe, ni le importa, la abandona a su suerte desde el principio, ni la mira siquiera, si te he visto, no me acuerdo y ya te llamaremos, tú te quedas con tu madre para siempre en esa siniestra residencia hasta arriba de mala muerte mientras yo me voy a vivir la vida loca con las rentas que me sobran y ya veremos, aquí paz y después gloria, ancestros.
Y el colmo de los colmos, por si faltaba algo o no teníamos suficiente, hay que tenerlos cuadrados para eso, ni Sadam Huseín se atrevería a tanto, abandona a su hija casi recién nacida para irse de parranda y jarana a la India en una infinita estulticia, paradero de tanto tonto con dinero, de espiritualidad ahíto, abrebadero de bobos al retortero, desde los Beatles hasta Dragó pasando por mucho hijo de vecino, con dos cojones, nada menos, poniendo, además, la peor excusa de la historia de la humanidad para ello, y mira que las ha habido muy chungas en eso de ir a por tabaco y no volver jamás o tú ya verás, parienta mía, que nada, que no puede ser, que cada vez soy más joven y dentro de treinta años, aproximadamente preveo, cuando tú ya estés criada y vivas en cualquier parte, libre e independiente, feliz, que no podrás soportar que tu querido padre sea un bebé ni que te haya cuidado con tanto cariño y esmero, por lo tanto, es mucho mejor, donde va a parar, que en todas esas décadas venideras no me veas el pelo, si es que lo hago por tu bien, no sos vos, soy yo, coño, compréndelo.
Es cierto, todo hay que decirlo, que se la debía a la madre, venganza fría, se la tenía bien jurada y guardada, ya que ella en su lejano día le despreció con tanta cruel indiferencia en incontables ocasiones, cuando ella era una gran estrella bailarina y él, en comparación, una completa mierda, un don nadie, raro, estorbo, un triste vejete, vale, lo entiendo, todo tu dolor y resentimiento, ese enorme rencor acumulado, macerado a la sombra, en barricas ricas, durante tanto tiempo de soledad y humillación sin cuento, de acuerdo, vamos, basta, pero hacerle pagar esa dura afrenta en cabeza ajena, concretamente en la de tu propia niña, sangre de tu sangre, los numerosos pecados de ella de los que tu santa infanta no tenía culpa ninguna, tan inocente y pura esa cría, eso, ojo, es lo peor, lo más atroz de todo, qué felonía, cuanto asco y rechazo siento al contemplarlo y rememorarlo por un momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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