Un inventor estafador, un chusco narcotraficante, otro del FBI que pasaba por allí disfrazado de Mortadelo y la mula cómica.
Cuatro personajes en busca de autor.
No encuentra el tono ni el camino ni el sino ni el método, deambula, vagabundea, se pierde y no se encuentra en la noche más hermosa si aquí la hubiera, como un sonámbulo drogado, un maleante, esta interesante historia, parece tragedia y comedia, drama y bobada, adoración del tipo mierda hacia el hombre de talento, retrato de grupo con miserables y facinerosos, cretinos y patanes, todos iguales, no importa si son policías o ladrones, cacos, palomos, rufianes o frusciantes.
No tiene ningún sentido la mujer del protagonista, esa importante pelma que se queja y no hace nada más que lucir el palmito, a la sopa boba vive, muy mantenida, que no se entera cuando no le interesa y va y vuelve para nada, sospechoso bulto, mosquita muerta peligrosa, parásita pesada.
Quiere ser sarcástica y es más bien una obra de teatro de instituto, varios pazguatos haciendo el ridículo.
Un informante que no informa, un vendedor que no vende, un narco que no trafica y un agente especial al mando que ni manda ni obedece, como un Torrente, que subvenciona a un tío, dinero público, por supuesto, mediante, faltaría más, que no le cuenta una mierda y se queda tan tranquilo, pasa el tiempo, de la vida el río.
Suma de negaciones.
Ni fiesta dionisíaca ni éxtasis farlopero ni atracos ni peligros ni sexo ni divertimento ni un pretendido suspense a última hora que a ninguna parte lleva.
Esta historia basada en hechos reales, como absolutamente todas, la han contado millones de veces, desde uno de los nuestros, mucha protección de testigos, a el lobo de wall street hasta aquella Juego de armas tan salada con AnA de ArmAs muy guapa.
Nada nuevo bajo el sol.
Regreso al futuro.