Recuerdo cuando era muy niño una serie de TV que se llamaba, al menos en España, Area 12 y narraba el día a día de los patrulleros de la policía de Nueva York, con su grandes coches y sus vistosas sirenas, sus porras al cinto y sus gorras de plato. Parece, según Fuqua que los bajos sueldos por jugarse la vida a diario, la corrupción generalizada y las eternas crisis existenciales de los aspirantes a Serpico distan mucho de aquellos apuestos "hombres de azul" que velaban por nuestra seguridad siempre sonrientes y felices por cumplir con su deber.
A modo de vidas cruzadas la tripleta protagonista defiende con dignidad unos personajes que no acaban de tomar el relieve que merecen en un guión muy justito. La fotografía de Patrick Murguia acompañada de una excelente banda sonora nos introducen en un Brooklyn donde el bullicio de la jungla urbana no da tregua a la noche ni el día.
Alejada de la contundencia de Training Day, se sigue con interés recuperando a Barkin y Snipes que aquilatan a sus secundarios y se olvidará mucho antes que los dos años que ha tardado en llegar a nuestras carteleras.