Recuerdo aquel vídeo que mostraba como sería Titanic filmada por Michael Bay y cómo la tripulación al caer al agua explotaba provocando un fogonazo destellante. Pues para nada 13 Horas es el estilo “familiar” de Bay. Es tan correcta que no parece ni de él. Se ve que el patriotismo sobre un hecho relativamente cercano y con muertos y héroes americanos ha pesado más que la espectacularidad a la que nos tiene acostumbrados Bay. Y es que cuando una película de Bay es aplaudida por la crítica especializada siempre será la menos taquillera y eso es 13 Horas, la menos taquillera del realizador y la que posee menos artificio.

Aún así, alguna cámara lenta cae pero nunca en exceso y se observa la clásica escena del misil en visión subjetiva que tanto a un servidor le emocionó en Pearl Harbor. 13 Horas es una película realista basada en hechos reales. El 11 de septiembre del 2012, 150 hombres al grito de “Alá, es grande” atacaron el complejo del embajador y después el anexo de la CIA donde unos ex NavySeals mantuvieron a raya a los terroristas toda la noche hasta la mañana siguiente. Murieron cuatro personas y lo curioso del ataque es que podría tener su origen en una película llamada “La Inocencia de los Musulmanes”.

Para el espectador común, se sabe que las películas bélicas no son una distracción pero Bay, proviene del espectáculo y el ritmo en el metraje no decae. Tenemos de todo, muertes, acción, disparos y las clásicas despedidas por Skype de la esposa embarazada que no pueden faltar. Subjetivamente, 13 Horas se situaría entre Black Hawk Derribado y el Único Superviviente y es de aquellas cintas que finalizan con las fotos de los protagonistas reales; aspecto que no podemos negar que es un plus de emotividad.