A lo que me refiero en el título de la crítica, que al ser una película de terror ecológico y basado totalmente en la ficción, en cuanto a importancia de lo ocurrido, si no fuese porque es poco creíble lo que le pasa a la gente de la película, me lo hubiera podido tragar como si fuera un documental real. Está muy bien hecho, compuesto por partes que se van uniendo en el momento justo y que a veces se duda de si es real o no. Eso sí, hay un par de personajes que utilizan una cámara de mano sin motivo alguno pero era necesario para el argumento de la película. Aún así, el resto de personajes que graban desde su perspectiva la historia, tienen explicaciones muy buenas de por qué están grabando y soprende. Quitando que lo que ocurre en la película no ocurrirá nunca en la vida real, se basa en unas bases científicas correctas y el trámite político en cuanto a enfermedades bacteriológicas se lleva de la manera correcta, según tengo entendido, así que incluso puede servir como película de enseñanza. La historia se cuenta de buena manera, a veces tambalea del pie contrario pero es divertida de ver. Y lo mejor, repito, es que está realizada de tal gran forma, que puede parecer un documental real.