Charles Spencer Chaplin encarnó el cine para millones de personas durante varias generaciones, proyectándose en la personalidad de Charlot. El hombre es inseparable de su personaje.

Este cortometraje simboliza la consagración de su creación. Tras varios cortos e intentos es ahora cuando Charlot termina de estar pulido, liberado de los reflejos mecánicos del "slapstick" y elevado hasta la comicidad más noble.

El genio de Chaplin hay que buscarlo en la pantomima. En "Vida de perro", se descubre la filosofía plena de Charlot, vagabundo famélico, a menudo víctima, a menudo sentimental pero nunca simple, elevando la moral al rango de un humanismo universal (no exenta de amargura pero dotada de hermosa generosidad). La inclusión de Scraps, el perro, ayuda considerablemente a fortalecer y reafirmar este principio de su arte, siendo superlativo en "El Chico".

Memorables en esta cinta son tres gags: las filas para acceder a las ventanillas de la oficina de empleo; los hurtos de comida al tendero de la calle y; el juego de manos con el maleante detrás de la cortina en la mesa del salón comedor.

Excelente, la propia esencia de Charlot.