Po al prinsipio parece que ésto va a sé un “rimeik” de Los Padres de Ella, sólo que aquí el ogro no es el suegro. Total, que aunque vivan en un mundo de fantasía, los suegro siguen siendo unos porculero y el padre de la shavala hace un pacto con el Hada Madrina que tiene to la mala leshe der mundo pero que siempre va hesha un pincelito, que no se diga. Resulta que el hijo del Hada quiere tema con la parienta de Shrek, pero aunque esté buenorro y sea metrosexuá, es más tonto que un sapato, y ya se sabe que en los cuento la bellesa está en el interió y tol rollo.

Entonse, Shrek, el borrico y mi primo se ponen a buscá un potingue que da la felisidá eterna. Pa ello van donde curra el Hada, y allí roban el mejunje pero claro, al final se lía y les descubren. Pero Shrek en un alarde de habilidá convierte a los malos en palomas y al final la fábrica queda como el Árbol Milenario der Mora, to llena de pajarracos.

Despué, se toman la pócima y el Shrek se convierte en Nasho Vidal y el borrico en un caballo jeresano de pura cepa. Y con éstas pintas van al castillo a liarla parda y a impedí que el metrosexuá le dé un piquito a la Fiona, porque entonse fin de la historia. A ellos, se le une un elenco de personajes de tós los colores, formas y orientacione sexuale. Amo, que parese que vienen der carnaval de Cadi.

Po llegamos al finá. Shrek y su panda entran en el castillo, los capturan, los salvan, van a buscar al Hada, le quitan la varita (la mágica, aunque quién sabe), juegan con ella al “a que no me la quitas”, y lo mejó, la Fiona se convierte en Van Damme y le mete un viaje al metrosexuá que lo deja más tonto de lo que estaba. Ar final er suegro se redime de sus pecado tirándose en plan Iker Casilla pa salvá al Shrek, el Hada se va a tomá por saco y el hijo se lía con Michael Robinson.

Pa finalisá a lo grande, mi primo y el borrico se marcan un karaoke que lo peta.

Po na, eso es tó. Me voy al shiringuito a ligá con las niña de Erasmu. Hala, un beso a todas y una patá en er culo a todos.