Un adolescente idiotizado que se cree un intelectual y que mira a los demás por encima del hombro. Dan ganas de darle dos hostias bien dadas y decirle que si es tan listo, que salga de casa de mamá y papá y se busque las habichuelas solo.

Se enamora de la chica mala (¡fuma! oh que mala malosa) y que además es mona.

En clase está en babia, pero los compañeros en vez de tomarlo por idiota, lo toman por un tío sensible, un artista, pese a que lo que dibuja son monstruitos a boli. Debe ser que el instituto es de pago.

El lenguaje empleado también denota que es una peli para público inmaduro. Abusan de palabras como "siempre", "nunca", "deberías...", etc.

Cabe resaltar la mirada ausente del protagonista durante todo el largometraje. No sé si interpretaba o que no encontraba su cámara en el rodaje.

La única razón por la que le he dado un 3 en lugar de un 2 es porque me ha recordado historias, meteduras de pata y situaciones incómodas similares de mi etapa adolescente, algunas personales y otras vividas en tercera persona. Y es que la adolescencia debería estar prohibida.