Iba a hacer una especie de metáfora sobre Peter Pan y lo de no querer crecer, pero no creo que a Tony Scott le queden bien unas mallas verdes; en realidad lo que ocurre es que hace mal cine y no va a aprender nunca. Nuestro hermanísimo favorito se quedó para siempre en los filtros anaranjados, en las gafas de sol, en el pésimo uso del primer plano y en un planteamiento notablemente zafio y vulgar de la acción, de modo que si alguien considera esta película de culto, es A PESAR de Tony Scott, no gracias a él. Respecto al guión, ensalzado poor muchos, no es catastrófico pero tiene que sobreponerse a demasiados obstáculos, como la insoportabilidad (propongo el término) de Slater, hundido en el olvido que merece, la hipótesis de que el tema de Hans Zimmer pega algo con las imágenes y la disparatada sucesión de lugares comunes y planteamientos visuales sacados del peor cine de la década Reagan. He de reconocer que los ojos me hacían chirivitas al ver los murales de atardecer con palmeras, los mafiosos con la cara picada de viruela, los policías macarras, y un largo etc. En mi opinión hay películas que solo pueden ser vistas amablemente a través de los ojos de un niño, y esta es una de ellas. Aunque coincido en que el duelo Hopper-Walken es de alto octanaje.