Son con los que me quedo al prometer locuras surrealistas. Conocí a un Álex de la Iglesia que te impedía cerrar los ojos frente a la pantalla. En esta película, con un guión en bruto muy sólido, Álex examina el inmenso presupuesto que tiene para rodarla y comete el error de abrumarnos con el cuerno de la abundancia haciendo por momentos bostezar al respetable. El Álex de hace unos años, con la cuarta parte de medios (más piensa un hambriento que cien abogados) hubiera exprimido al máximo al elenco de divertidos y geniales amigos que dirige y reducido los innecesarios y abrumadores efectos especiales. Esta película asombra, pero excepto en esos veinte minutos no divierte, tampoco quiere asustarte .. ¿qué queda? ah, quiere que te rías.. pero excepto en dos o tres tronchantes gags frunces el ceño pensando en por qué esta superestructura no se queda en suave la genialidad de , por ejemplo "El baile de los vampiros". Parece que haya flotando una especie de nube de caspa antigua de cine español recubierta de polvo de oro digital y eso, a quien recuerda El día de la Bestia le pone muy nervioso.. La incredibilidad del film no está en la historia, que de por sí tiene que ser increíble, está precisamente en todo lo contrario. Me pareció estar viendo la película desde detrás de la silla del director, en el set, y eso en el cine es un pecado mortal pues en este caso te entran ganas de preguntarle al oído.. ¿queda mucho..?