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Voto de Juan Marey:
8
Drama. Intriga En 1915, una muchacha llamada Mary Clay fue encontrada muerta en una población sureña. La policía detuvo como presunto autor del asesinato a un conserje negro, pero un periódico local comenzó una campaña acusando del homicidio a un hombre blanco de Nueva York llamado Robert Hale, profesor del instituto donde estudiaba Mary. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mervyn LeRoy es otro de esos soberbios directores infravalorados hoy en día. Ya sólo por ser el director de esa descomunal obra maestra que es “Soy un fugitivo” (1932), merece ser considerado como uno de los buenos directores de ese maravilloso cine que era nuestro añorado cine clásico. Mervyn LeRoy además de esta gran película es el director de obras tan exitosas o notables como “Hampa dorada” (1931), obra vertebral y pionera del cine de gángsters; “Sed de escándalo” (1931); “El puente de Waterloo” (1940); “Niebla en el pasado” (1942); “Senda prohibida” (1942); “Madame Curie” (1943); “Quo Vadis” (1951)… entre otras muchas.

En 1937 nos regaló otra de sus muchas joyas, “Ellos no olvidarán” una obra pionera que marcó la senda del drama judicial que tantos y tan grandes títulos daría en el futuro… y sigue dando. La película es otra muestra del enorme talento de su director, otra joya; aquí vuelve a mostrarse contundente y ácido en su crítica a todos los estamentos de la sociedad americana, no se libra ninguno, la prensa amarillista, la sociedad manipulable, el arbitrario y poco riguroso sistema judicial… No se encuentra uno demasiado acostumbrado a asistir a miradas revestidas de tanta dureza y matiz autocrítico, en torno a la propia sociedad norteamericana como el que se plantea en esta rotunda, demoledora e incluso angustiosa película, una de las más claras demostraciones que ofreció el cine USA en torno a la fragilidad sobre la que se sustentaban los siempre considerados como sólidos cimientos de su sistema de libertades.

Una terrorífica crítica al sistema judicial, prensa, sociedad… nadie se libra. Debería engrosar ese hipotético ciclo de auténticos puñetazos cinematográficos que, en la década de los años treinta, sacudieron las conciencias de las mentes bien pensantes de su momento, y que aún hoy, más de ocho décadas después de su estreno, emergen con la misma fuerza y capacidad. Notabilísima cinta negra y de denuncia.
Juan Marey
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