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España España · Madrid
Voto de Edu16k:
6
Comedia. Thriller Londres, años 70. Decidida a convertirse en una exitosa diseñadora de moda, una joven y creativa estafadora llamada Estella (Emma Stone) se asocia con un par de ladrones para sobrevivir en las calles de la capital británica. Pero cuando su talento para la moda llama la atención de la legendaria diseñadora, la Baronesa von Hellman (Emma Thompson), Estella cambia el rumbo de su vida hasta que una serie de acontecimientos la llevan a ... [+]
26 de mayo de 2021
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya hemos podido ver la última película de Craig Gillespie (director de la multipremiada Yo, Tonya), a partir de un guion de Dana Fox y Tony McNamara, con historia de Aline Brosh McKenna, Kelly Marcel y Steve Zissis.

Después de triunfar con Yo, Tonya, el listón estaba muy alto, pero se repiten ciertos patrones respecto a su anterior película. Y no solo nos referimos a la voz en off y a los flashbacks, sino también a la coincidencia de que una actriz secundaria (Allison Janney en Yo, Tonya y Emma Thompson en ‘Cruella’, consigan eclipsar a la protagonista) y que un actor de reparto (Paul Walter Hauser en ambas cintas) logre robar escenas a intérpretes de más popularidad y prestigio.

Nos encontramos con una nueva versión, en clave de comedia y funcionando como spin-off precuela de la cinta de animación 101 Dálmatas, del clásico de Disney, narrado en esta ocasión desde el punto de vista de la malvada Cruella de Vil, como una joven estafadora, una chica inteligente y creativa decidida a hacerse un nombre con sus diseños, que los emplea en sus robos y estafas, en el Londres de los años 70, en plena revolución punk rock.

A pesar de que los focos estaban centrados en Emma Stone, y ver su evolución desde la dulce Estella hasta la vengativa Cruella, sin embargo la veterana actriz Emma Thompson es lo mejor de la película, que se cree la reina de la película y luce más y mejor que nadie. Cada aparición de la Baronesa es un regalo para el espectador, que nos puede recordar a Meryl Streep como Miranda Priestly en ‘El diablo viste de Prada’. Sin desmerecer a la actriz protagonista, que también ofrece una buena actuación (aunque no sea la mejor de su carrera), es la propia Thompson y Paul Walter Hauser quienes más quieren los focos para sí, protagonizando las mejores secuencias de la película (sin contar las escenas fruto de trampantojos y conveniencias de un guion muy mejorable, y más teniendo en cuenta que ha pasado por cinco personas).

Mientras tanto, destaca la actuación revelación de John McCrea (‘Giri/Haji: Deber/Deshonor’), construyendo el personaje de Artie como si fuera la viva imagen de David Bowie, y que promete que sus actuaciones en futuras producciones darán mucho de qué hablar. Por otro lado, las planas actuaciones de Joel Fry y Mark Strong desmerecen el resultado final, donde especialmente este último parece que simplemente acudió a por el cheque (aunque también puede ser que los tijeretazos de un montaje al que se le ven las costuras hayan provocado que haya visto suprimidas sus mejores escenas).

Pero si hay algo que también merece una digna mención es el vestuario, la diseñadora Jenny Beavan demuestra poseer muchísimo talento, llevando al espectador a un mundo único de colores y formas, con vestidos y peinados imposibles y muy originales, mostrando una gran variedad de diseños, desde los sobrios y elegantes de la colección de la Baronesa, hasta las piezas desenfadadas y rompedoras que propone Cruella en sus apariciones públicas.

En cuanto a la película en sí, la historia entretiene, siendo más gamberra que la versión animada de Disney, aunque tampoco arriesga tanto como se hubiera esperado. Tiene escenas interesantes, pero también adolece de un metraje excesivamente largo (2 horas y 14 minutos de duración) y de un montaje y trama que no arriesgan nada; donde un desarrollo de la historia que va de menos a más empieza realmente a despegar cuando Cruella hace su aparición, especialmente cuando ésta comienza a retar públicamente a la Baronesa. Hasta entonces, la película introduce al espectador en un letargo del que solo momentos esporádicos le consiguen espabilar; sin olvidarnos de un par de secuencias que a pesar de las triquiñuelas, conveniencias de guion y licencias artísticas, permiten que se luzca la protagonista del cuento. Visto en perspectiva con el producto final, las escenas de Cruella de niña aportan poco a la película, especialmente las del colegio; donde solo sirve para alargar el metraje.

El resultado es un producto aceptable y entretenido, mejor que otras producciones como la versión de acción real de la Cenicienta, pero lejos de otras recreaciones como El Libro de la Selva o la propia Maléfica, que fue la cinta que abrió la veda en cuanto a adaptaciones de cuentos de Disney desde el punto de vista de la antagonista. Eso sí, encontraremos multitud de referencias y chistes en relación a la cinta animada ‘101 Dálmatas’ de 1961 y a la adaptación en carne y hueso protagonizada por Glenn Close en 1996; así como una escena a mitad de los créditos finales que conecta directamente con la cinta original (no esperéis segunda escena postcréditos, al estilo Marvel, ni tampoco que aparezca Nick Fury para darle la bienvenida al equipo Vengadores).

Curiosamente, uno de los mejores aspectos de la película es su cuidada banda sonora, repletos de temas punk y rock de los años 70, destacando en concreto la acertada elección de ‘Sympathy for the Devil’ de los Rolling Stone cuando Cruella hace su gran escena final.

Nota: 6 sobre 10.

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