Nunca digas nunca jamás y a saber si Hollywood no dará una vuelta de tuerca que terminemos viendo una nueva aventura del personaje, pero lo cierto es que ‘Indiana Jones y el dial del destino’ huele a despedida del personaje, a colgar el látigo y el sombrero para siempre. Y, como despedida, funciona.

Todos hemos crecido con las aventuras del arqueólogo Dr. Jones y hemos vivido cada una de sus aventuras como una nuestra. Dieron en el clavo Spielberg y Lucas al crearlo pero ahora es Mangold el elegido para continuar el camino tras el perezoso reintento del rey midas con ‘El reino de la calavera de cristal’. Lo cierto es que este director hace lo que mejor sabe hacer, es completamente fiel al espíritu de la saga y le da un pequeño toque melancólico al personaje principal que hace que me de un poquito más de pena despedirme de él.

Luego está Ford, al que algún día la industria le reconocerá el grandísimo trabajo realizado durante todos estos años. Más allá de Solo o Indy, es el único actor capaz de esbozar media sonrisa ante la cámara y hacer que me interese lo que va a pasar. Por eso, un Indiana Jones sin él es imposible, ni me lo imagino.

La nueva aventura elegida me ha parecido la mar de interesante, con un artilugio que está a la orden de la saga, un villano absolutamente ejemplar (muy bien Mads), unos aliados conseguidos (esa Waller-Bridge me ha parecido un reverso positivo de la doctora Elsa Scheider de ‘La última cruzada’ y Antonio Banderas cumple con un pequeño personaje muy en la línea de los compañeros de aventuras de Indiana) y algunas escenas de acción muy trepidantes pese a no estar Spielberg en la saga. Es cierto que la trama tiene algún aspecto mejorable, pero cumple con creces.

Cabe destacar en mi opinión, esa escena inicial con el rejuvenecimiento de Ford y, si bien es cierto que hay ciertos momentos en los que el CGI puede no ajustarse, en ningún momento me han sacado de la película, como si sucedió con su antecesora.

Cinta de aventuras ejemplar y cierre perfecto para una saga que lo ha dado todo.

Hasta siempre Indy, querido amigo.

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