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España España · MADRID
Voto de Spark:
7
Drama Biopic sobre la cantante Whitney Houston. Un retrato sin reservas de la compleja y multifacética mujer detrás de la que fue apodada 'la voz'. Un repaso a su historia desde que era una niña que cantaba en un coro en Nueva Jersey hasta convertirse una de las artistas de la música pop más exitosas, superventas y premiadas de todos los tiempos.
30 de agosto de 2023
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De la mano de la actriz y directora Kasi Lemmons ("Black Nativity" (2013), "Harriet: Camino a la libertad" (2019), "Madam C. J. Walker: Una mujer hecha a sí misma" (2020)) en este su sexto largometraje nos ha llegado una película dramática y musical basada superficialmente en la vida de Whitney Houston, la mujer con el talento vocal e intuición musical más grande que se recuerde... cuyo final todos (o casi todos) conocemos.

La elección de Lemmons en la dirección no puede resultar más pertinente, dado que cumple con sobrada experiencia a la hora de narrar historias basadas en la vida real de mujeres afroamericanas ("Harriet" me sigue resultando un decente e infravalorado film, y "C.J. Walker" tampoco le va a la zaga) pero tampoco se puede decir que su batuta haya sido capaz nunca de imprimir a sus largos de un estilo narrativo estimulante e imaginativo (desde luego no estamos ante lo que nos regalaron otros autores cinematográficos en otros biopics como "Lincoln" (2012), "Yo, Tonya" (2017), "Oppenheimer" (2023), "Uno de los nuestros" (1990), "La lista de Schindler" (1993), "Mar adentro" (2004) o "El lobo de Wall Street" (2013) entre otras magnas obras).

Y es que contamos en "I Wanna Dance With Somebody" con una realización correcta sin más. Con planos medios y planos/contraplanos siempre fluidos y que no molestan al espectador... pero que tampoco impulsan la narración en los momentos más flojos, tópicos y superficiales (que los tiene) del metraje que se dan todos y cada uno de ellos en el tercer tercio del metraje.

Porque "I Wanna Dance With Somebody" a nivel de libreto comienza con garra y se va desinflando por momentos. La forja de esta artista se enfoca con ciertos instantes singulares, humanos y curiosos... para luego derivar, con su fama ya instaurada, en momentos que nunca llegan a calar en el espectador ni en los dramas ni en las alegrías dado que todo se toca con nulo riesgo (y quien no arriesga no gana), tan "respetuoso" con la artista en cuestión y su entorno que no somos capaces de vislumbrar las potentes luces y sombras en estos personajes poco trabajados y nada enriquecidos. El padre acaba siendo un tópico andante, ciertas personas relevantes en la vida de la artista desaparecen sin más (se ve que Anthony McCarten no quiso ahondar con identificación, cercanía y gusto en los conflictos de la artista con Robyn Crawford (Nafessa Williams) y Bobby Brown (Ashton Sanders)... y por eso se los salta directamente y en el último tercio del film vemos a estos personajes aparecer y desaparecer ya estén a bien o mal con la protagonista). Es, en definitiva, un guion que no quiere mojarse ni en lo bueno ni en lo malo de la vida de esta persona. Y por ello, acaba siendo una película aceptable y elegante pero no una experiencia cinematográfica inolvidable e ilustrativa (a lo "Ray" (2004), "La vida en rosa" (2007) o "En la cuerda floja" (2005) si se trata de biopics nervudos y cómplices sobre cantantes con abuso de sustancias de por medio).

Y así la audiencia va a pasar un rato entretenido de evasión, pero no va a entender ni porque a Houston le gusta su marido o le deja de gustar ni porque comienza una adicción ni porque es capaz de controlarla o no con tanto diálogos falto de chispa y vehemencia. Todo queda demasiado en el aire y eso acaba distanciando al espectador en sus minutos finales.

Y digo minutos finales porque lo cierto es que la película presume en el resto de su metraje de un tempo muy ajustado y concentrado, que intercala la apasionante escalada hacia el éxito de su protagonista con una música imperecedera ejecutada de forma meritoria sobre la escena.

Y es que, por muy vagamente que se describa la vida de esta artista, no deja de ser una vida muy singular con unas actuaciones emocionantes. Algo que la casi debutante Naomi Ackie logra comprender al dedillo y ofrece una configuración de esta Whitney Houston muy natural en su carisma, orgullo y talento. Las canciones son interpretadas en un playback imperceptible, los ademanes de Ackie son maravillosos en cada nota y en cada expresión de rabia, felicidad o desesperanza a la largo de esta vida resumida que nos da la cinta. Tampoco desmerece el resto del elenco que cumple con franqueza en unos roles reducidos de los que incluso algunos sacan algo de petróleo como Stanley Tucci. Hay en el film además una sobresaliente mezcla y edición de sonido, así como una brillante y admirable elección de maquillaje, peluquería y vestuario (que no solo recrea los modelos más emblemáticos lucidos por Houston, sino que dotan de algo más de personalidad al resto de sus personajes en el día a día).

Por todo ello "I Wanna Dance With Somebody" acaba siendo en su conjunto un biopic recomendable como pasatiempo con espectáculo y trama cautivadora casi siempre. Si se la tuviera que juzgar por sus dos primeros tercios estaríamos hablando de algo del nivel de "Ray", pero con esa forma de desinflarse y acabar como un telefilm de alto presupuesto... lo cierto es que es más equiparable en su conjunto final a biopics tipo "Sissi" (1955), "The Queen" (2006), "El quinto poder" (2013), "Florence Foster Jenkins" (2016), "El escándalo de Ted Kennedy" (2017), "Richard Jewell" (2019), "La chica danesa" (2015) o "Gold" (2016), que tampoco está nada mal dicho sea de paso. Desde luego mejor que bodrios abyectos como "Miss Potter" (2006), "Alma salvaje" (2014) o "Amelia" (2009) sí es. Pero no traten de compararla con lo mejor del género que esto no es "Apolo 13" (1995), "Negación" (2016), "Dallas Buyers Club" (2013) o "American Gangster" (2007).

Es una película aceptable para todo público y muy aconsejable para los fans de la música de Whitney Houston o su figura (como admito que es mi caso y tal vez se me haya ido la mano en cuanto a subjetividad a la hora de valorar el film).

Lo mejor: Su primera mitad.
Lo peor: Su segunda mitad.
Spark
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