Tras los exitosos pasos de "Maléfica" (2014), suerte de precuela-spin-off en carne y hueso de la cinta animada "La bella durmiente" (1959) en la que Angelina Jolie encarnaba con carisma a la claroscura villana (tuvo su aceptable secuela), llega esta "Cruella" que pretende alcanzar las mismas metas (servir de decente prólogo al largo de 1961)... pero no lo logra (ni en lo comercial por causas evidentes en plena era covid y del streaming, ni tampoco a nivel analista como espectáculo de entretenimiento afable).

El principal problema reside en querer estirar el chicle de su argumento con circunstancias de sabotajes y enfrentamientos redundantes, y con momentos y diálogos de pausas accesorias. Es una cinta que pasa las 2 horas de metraje sin necesidad (que le sobran minutos es una obviedad), pues su trama siempre se conduce a través de circunstancias tópicas y manidas y personajes unidimensionales más allá de su protagonista principal. ¡Vamos, que esto no es "Interstellar" (2014), "Braveheart" (1995) o "American Gangster" (2007) (todas ellas sobrepasan las dos horas de disfrute) con su madura disección de personajes y su versado serpenteo argumental! "Cruella" es una película honestamente infantil (no oculta en ningún momento su simpleza tanto en las situaciones como en roles, todo ello no pasa del esbozo en el libreto) y por ello debió aportar una ligereza acorde a su tono (porque ya les digo que esto los niños no son capaces de aguantarlo sin abandonar el visionado y ponerse a hacer cualquier otra cosa, mientras que los jóvenes y adultos habrían deseado algo más de sustancia e ingenio en el desarrollo argumental).

La premisa en sí es jugosa: curiosear por los orígenes de una malvada elegante... pero como les digo esto no es
"American Gangster". La temática se va sucediendo por emplazamientos bastante vistos en el cine (el de protagonista con traumático pasado narrado de forma bastante atropellada, el del género de la "heist movie" y el del cliché resobado de empleado/a maltratado/a por su jefe/a psicópata narcisista) ("Cómo acabar con tu jefe" (2011), "Es la jefa" (2016) o la reina de la función "El diablo viste de Prada" (2006) a la que esta "Cruella" trata de alcanzar) y, sin llegar nunca a lo idiota, la elaboración en sus detalles es tan común y perezosa que no llega a empapar con el público general (para que se hagan una idea, esta (Cru)Ella y sus circunstancias esquemáticas me recordaron a las de la Selina Kyle/Catwoman de "Batman vuelve" (1992) solo que en aquel interesante film de Tim Burton se trataba de una subtrama y aquí se supone la trama principal).

Sin embargo la cinta va captando la atención por momentos gracias a otros aspectos, principalmente gracias a dos: Emma Thompson y Emma Stone por este orden. Thompson se convierte por derecho propio en lo mejor del conjunto realizando una actuación memorable. La actriz londinense se lo pasa pipa en su papel de sociópata (desde luego ésta es su visión de lo que ya nos regalaron de forma fabulosa Glenn Close en la saga de "101 dálmatas" y Meryl Streep en "El diablo viste de Prada") y eso lo agradece el personaje pues, a pesar de contar en su extensa filmografía con roles similares (casos de "Late Night" (2019) o "Al encuentro de Mr. Banks" (2013)), Thompson opta por cubrir de un estilo y carisma impecables a la par de una psicopatía temible e imponente a su rol. Es una maravilla lo que hace con tan poco en el guión y como con sus sutilezas y ademanes enriquece este papel. Stone por su parte es capaz de darle la réplica sin opacarla (si Thompson y su personaje fueran los protagonistas este cinta subiría muchos puntos) con cierto oficio innato y natural y con una desenvoltura apacible (muy logrado el acento británico y su altanera exhibición de modelitos). El resto del reparto cumple de manera aceptable, pero tampoco tiene mucho que aportar.

También logra embaucar de forma complementaria por el diseño de vestuario. En una película donde sus personajes se mueven por el mundo de la moda, el despliegue de vestidos, trajes, abrigos, etc. se convierten en otro elemento clave y en esta ocasión nos encontramos con un diseño artístico (en especial el vestuario y maquillaje) muy imaginativo, agudo, llamativo y galante. Y el último aspecto notable del relato es un su sobresaliente elección musical que alza las escenas cuando estas no tienen contenido a nivel argumental (insertados de forma excelente están temas como "Smile" de Jimmy Durante, "Car Wash" de Rose Royce, "Perhaps, Perhaps" de Doris Day o "Sympathy For The Devil" de los Rolling Stones). La cinematografía por su parte es apropiada (que no destacada) al igual que la realización y edición (desde luego no va a cambiar la historia del cine, pero deja fluir la trama de forma ajustada).

Así pues tenemos un conjunto que a nivel global casi llega al pasatiempo ligero ameno, pero al que sus excesivos minutos y desidia en el libreto le acaban pesando bastante... a pesar de contar con virtudes destacadas en su puesta en escena. Solo recomendable a los muy aficionados al universo Disney o de los "101 dálmatas" (pues ha habido mejores y peores largometrajes sobre la novela de Dodie Smith) o al mundo del diseño de moda, e indispensable para los fans de Emma Thompson o Emma Stone (en opinión de quien esto escribe una actriz algo sobrevalorada y que no ha dado tantos grandes roles como se exponen (admito que solo me ha convencido en "La favorita" (2018) y en "Criadas y señoras" (2011), el resto me parece una repetición de su particular registro de joven deslenguada)). Pero si es para ver en familia... puede que los peques acaben pidiendo la hora.

Lo mejor: Emma Thompson (está excelente, de 10, y eso que ha hecho tan buenos papeles que cuesta decirlo sin sonrojarse al compararlo con otros de sus trabajos). La elección de música extra-diegética.
Lo peor: El guión (no es horrible, pero tampoco brillante). Su exceso de minutos en una cinta que no lo pide.