Comedia campechana un tanto incomprendida que narra en forma de falso documental un esperado combate de boxeo en Gran Bretaña y sus prolegómenos con la preparación y el entrenamiento de Jimmy Connely: un lechero humilde, tontorrón, inseguro, fracasado y algo tirillas que, tras un golpe de suerte y de la noche a la mañana, se convierte en el contrincante del campeón de los pesos medios en el combate del año del país.

Obviamente la historia es un tanto imposible (sin dejar de ser previsible), pero desde luego lo que busca "The Calcium Kid" es reirse con guasa de los dramas deportivos (sin faltar socarronería hacia los documentales sobre personalidades célebres, o hacia la idiosincrasia de las estrellas del deporte). Y lo hace con sencillez pero desparpajo y desenfado. La película tiene una guasa muy especial y personajes bastante divertidos. Todo es una gran broma que logra hacerse simpática y afable sin dejar de ser un producto realmente simple.

Su guión es cachondo y vivaz ("¡No dejes de filmar. Podríamos ganar el puto Bafta!"). Su realización con cámara en movimiento no es desacertada, e incluso la mayoría de sus planos son bastante animados. Hay música enérgica y una fotografía urbana bastante decente. Las interpretaciones no están mal ni mucho menos (y Orlando Bloom como protagonista de pocas luces pero bondadoso me encandiló (es más, su personaje me gustó y todo). Este soso actor encaja bien en un papel de tontorrón, y para mí ésta es la mejor interpretación del soso Bloom hasta la fecha (ya que al menos aquí no está como palo tieso inexpresivo como acostumbra... tal vez le convendría sobreactuar más a menudo y cargarse de tics y nervios para decir algo al espectador al menos).

Reconozco que me hicieron gracia muchos de sus momentos y un buen puñado de carcajadas sí que solté (sobre todo gracias al personaje del horterilla y fachilla manager caradura, chapuzas y estafador (pero con un desparpajo jocoso y con alguna idea fascistiode que se satiriza)). Los personajes son estrambóticos pero simpáticos clichés (ese entrañable viejuno entrenador, ese mejor amigo violento o esa fan loca obsesionada) y dejan alguna que otra divertida situación.

En fin. Una película desenfadada y chorra. Un falso documental a broma. Simple y sencillo pero majo, simpático, complaciente y gamberro. No es una obra maestra, pero entretiene y agrada en una justa medida. Quizá la historia puede hacerse algo pesada en algunos puntos por su previsibilidad y un desarrollo algo pausado, pero todo es compensado con sus gracietas.

Lo mejor: Comprobar que se puede utilizar a Orlando Bloom en un papel de soso y reirse de ese personaje de forma aguda.
Lo peor: En algunos pequeños puntos se desarrolla con lentitud la previsible trama.