Scorsese es un director al que no se le conocen películas malas y, aunque esta no es una de sus mejores obras, no deja de ser una gran un película.

Para empezar, el pilar de la cinta y lo único que la salva de resultar mediocre es la gran actuación de Daniel Day-Lewis, que logra crear uno de los personajes más icónicos y recordados de los ultimos tiempos. Daniel Day-Lewis ES la película y cada vez que desaparece de la pantalla la película lo sufre muchísimo.

Otro de los puntos positivos es su ambientación. Me gustó muchísimo ese toque colorista para el Nueva York del siglo 19 que, aunque bastante irreal, resulta muy cautivador. Me recordó en cierto aspecto a lo que se trató de hacer con la ambientación del Paris del 19 con Moulin Rouge. Las escenas de acción también están muy bien con esas batallas carniceras.

Y por último la historia engancha desde el principio, sobre todo por la forma que tiene Scorsese de narrarla...hasta la mitad de la película. Porque la película da un vuelco de calidad bastante grave a partir aproximadamente de la segunda mitad. Con una primera mitad bastante buena y grandiosa en todos los aspectos, se crean expectativas que no se cumplen según va avanzando el metraje y llega a decepcionar. La película crea la sensación de que faltan escenas que no nos han mostrado y que sobran muchas otras que nos muestran. Y además se alarga en exceso. Este es un claro ejemplo de como el exceso de metraje puede arruinar una gran película.

Otro de sus defectos son los acompañantes de Day-Lewis: Leonardo DiCaprio y Cameron Díaz que no logran mantenerse al nivel de su compañero y, desgraciadamente, se nota continuamente. DiCaprio tiene una gran mirada pero nada más, ahi, en sus ojos es donde comienza y acaba su expresividad (en los spoilers hablaré más de este tema), no es suficiente ante un Day-Lewis que se come la pantalla cada vez que aparece en una escena.

Lo mejor: Daniel Day-Lewis, la ambientación
Lo peor: Demasiado larga y lenta en ocasiones, la segunda mitad.