Intriga criminal con toques sci-fi protagonizada por Jake Gyllenhaal, en la que encarna a un soldado norteamericano encargado de descubrir al autor de un atentado terrorista en un tren... para ello "viajará" al pasado.

La cinta cumple su cometido de entretener, la intriga se pondera con la compensación exacta, y la trama florece con presteza en todo momento. Es un film que no aburre en ningún momento a todo público aficionado a la ciencia-ficción. Pero lo que no aporta es una urdimbre intrincada, versada y profunda a lo "Interstellar" (2014) o "Abre los ojos" (1997), ni siquiera ofrece más aristas y amplitud de miras dentro de sus viajes temporales a lo "El efecto mariposa" (2004), "Teminator" (1984) o "Regreso al futuro" (1985). "Código fuente" se conforma en mostrarnos tan solo esa indagación sobre los pasajeros del tren y su comportamiento sospechoso, y no incide con erudición y hondanadas en su parte de curiosa tecnología futurista, en su paradójica mecánica cuántica o en el drama personal del protagonista.

Así que no se equivoquen: esto no es "Minority Report" (2002), "La isla" (2005) o "A.I.: Inteligencia Artificial" (2001). "Código fuente" se asemeja más a "Non-Stop" (2014), al remake de Kenneth Branagh de "Asesinato en el Orient Express" (2017) o a "El pasajero" (2018) en su funcional y efectiva pero ajustada y acotada elaboración argumental. Pero, aún con sus limitaciones de guión, la cinta jamás contradice a su propio futurista universo y nunca divaga en exceso en nimiedades (que son muy medidas e ínfimas).

La cinta también satisface en su puesta en escena. Su cinematografía tampoco es que destaque con deleite (Duncan Jones nunca ha sido ni será Christopher Nolan o Steven Spierlberg... aunque es palpable que lo intenta), pero la realización (que basa su esqueleto en el plano/contraplano semisubjetivo y subjetivo (sobre todo en la acción) y en los planos medios (aunque ciertos planos amplios y paneos de recurso caen por la cinta con tino) es completamente competente, así cómo su resuelta edición. La fotografía es confortable pero mundana, al igual que el resto de elementos en el diseño artístico. Su banda sonora es afable y se inserta con gusto pero nunca alzando el producto.

Las actuaciones por su parte se desenvuelven con habilidad por el relato, todo el reparto está por encima de sus posibilidades en este simplificado pero distraído libreto. Desde el siempre capacitado Gyllenhaal hasta las sólidas Michelle Monaghan y Vera Farmiga.

Así pues tenemos una cinta de palomitas bien llevada a escena que no nos hará llorar, reír, vibrar ni nos hará cavilar demasiado (esto no es "Tenet" (2020) u "Origen" (2010) precisamente), tan solo curiosear de forma pasajera. Solo recomendable como recreo somera a los aficionados al cine sci-fi (y a los fans de Gyllenhaal), pues la cinta les distraerá en mayor medida que al resto de público.

Lo mejor: Me quedo con la impronta actoral que deja Gyllenhall (a pesar de que ha contado con materiales mejores a los que sacar más partido interpretativo).
Lo peor: La falta de ambición en el sello narrativo (cuando un guión distópico pide mucho más por parte de su director).