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Voto de Verdebotella:
8
Comedia Chicago, 1929. Earl Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas espera el indulto o la confirmación de la sentencia. Hildy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el ... [+]
14 de julio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí a un genio, capaz de lo mejor y lo superior. Billy Wilder es cine. Incluso adaptando una novela llevada años atrás al cine de manera brillante, “Luna Nueva” de Howard Hawks, crea una obra diferente, viva y con identidad propia. Y es un remake.

Al final de su larga y exitosa carrera Wilder nos regala esta lúcida y divertida obra que trata un tema tan vigente que asusta. Pero si por algo se ha caracterizado es por cómo nos habla en sus guiones de temas tan universales y tan trascendentales de manera simple y cercana, y en este caso, como retrata de manera irónica y mordaz el periodismo y la condición humana. Una mezcla entre la parodia y el drama, el director disecciona con un lenguaje endemoniado las constantes del periodismo, la realidad social que la envuelve, refleja de manera esperpéntica los grotescos, delirantes y distorsionados rostros de la información. La pareja Matthau y Lemmon, enormes en sus gestos y sus palabras, es el contrapunto perfecto de la narración, no solo representan dos formas de concebir el periodismo sino dos formas maneras de ser, sentir y vivir.

Además, cómo no, Wilder remata su obra con numerosos gags que redondean la historia, los intentos de Matthau por retener a Lemmon, un condenado anarquista y comunista que intenta sobrevivir a duras penas con su mujer prostituta, las observaciones del psicólogo Eggelhofer, obsesionado con los traumas sexuales, al más puro estilo Freud, y la “desorganización” policial.

Su logro es ser entretenida y reflexiva a partes iguales, una película siempre dispuesta a arrancarte una sonrisa pero con una gran dosis de cinismo. Wilder no copia la realidad, la roba, y la plasma en sus obras con gracia e inteligencia. Como siempre hizo.
Verdebotella
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