Hace pocos días he visto en la Filmoteca Española de Madrid una nueva versión restaurada de la "Cabiria" de Pastrone, con una duración de algo más de dos horas y media. No había visto nunca antes este film, y me ha sorprendido muy gratamente. Sin estar muy seguro, porque he visto pocos títulos del cine de los años 10, creo que con esta obra se asiste al nacimiento del cine como gran espectáculo, y del cine como superproducción colosalista: no hay más que admirar los grandiosos decorados -especialmente, el templo del dios Moloch en Cartago, o las murallas de la batalla final en Cirta-, los numerosísimos extras, las variadas localizaciones, que van de la montaña al desierto, pasando por el mar...

No menos asombroso es que una película hecha hace casi un siglo siga entreteniendo y emocionando, es decir, que siga siendo, desde un punto de vista cultural muy amplio, válida y valiosa, y mucho más que un monumento o una pieza arqueológica a citar en las historias del cine. Evidentemente, el cine colosalista de un Griffith o un DeMille debe mucho al largometraje de Pastrone -colosal hasta en su duración, para esa época, en la que se estaba inventando el largometraje- aunque casi prefiero esta "Cabiria" a "Intolerancia" (1916), más moralista. Sin embargo, de Griffith se acuerdan hoy muchos más cinéfilos que de Pastrone.

Ciertamente, se pueden encontrar puntos débiles en este primitivo peplum. El argumento resulta convencional; los textos de los rótulos, que parece fueron escritos por Gabriele D´Annunzio, son farragosos, pedantes, un poco a la moda de la mala (o la peor) literatura de la época. Pero el resultado general supera todo eso: la forma y el fondo, lo que se cuenta y la manera en que se cuenta, forman un todo magistral, muy sólido, redondeado por los tímidos pero muy avanzados, para 1914, travellings (de aproximación y laterales), que permiten hacer avanzar la acción sin cortar al plano siguiente, y por las sobreimpresiones (las del sueño de Sofonisba, preludio del surrealismo, y las del final). Sobreimpresiones que, me imagino, fueron obra del español Segundo de Chomón. A ello hay que añadir el color, las interpretaciones...

"Cabiria" es una gran película en todos los sentidos. ¿Podrá decirse lo mismo, dentro de un siglo, de muchas películas actuales?