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España España · madrid
Voto de tiznao:
5
Thriller. Intriga. Terror. Cine negro Una mujer ve cómo un vecino arroja a alguien por el hueco del ascensor y se ve forzada a ayudarle a hacer desaparecer el cuerpo. Durante esas tensas horas, el hombre le da a entender a la mujer los motivos que le llevaron a asesinar a su esposa. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año después de la truculenta y cuasi de culto, “La semana del asesino 1972”, volvemos a tener a Vicente Parra en su segunda colaboración con Eloy de la Iglesia, aquí interpretando a Miguel, un tipo casado con una autoritaria mujer, Nuria (María Asquerino), al cual se nos presenta como el vecino de Elisa (Carmen Sevilla), una prostituta de clientes fijos, que tras oír ruidos y golpes provenientes del piso de este y asomarse al descansillo para curiosear le sorprende, primero sujetando unas piernas cuyo correspondiente cuerpo cuelgan boca abajo por el hueco del ascensor y después tras cruzar las miradas soltando estas y dejando caer el cuerpo.
Elisa cierra la puerta y se refugia en su casa, pero Miguel consigue (tras bloquearla el teléfono para que no llame a la policía) introducirse en su apartamento y bajo amenaza de muerte conminarla para que le ayude a deshacerse del cuerpo.
A partir de aquí tenemos un interesante thriller (una especie de “giallo” italiano tan en boga por la época, sin investigación policial de por medio) en el que se nos va mostrando la relación que van estableciendo cuando montados en el precioso Renault 8 azul de ella y dirigirse al chalet que esta tiene en el “Pantano de San Juan” (Madrid), para allí deshacerse del cuerpo y la serie de acontecimientos que se van concatenando para llevarnos a un vacilón e impactante final (esta es otra de esas películas en la que se recomienda aplicar la regla núm. 1 para disfrutarla: “No ir de listillo y dejarte sorprender”).
Aunque más comedido que en la anteriormente mencionada “La semana del asesino 1972”, Eloy de la Iglesia no se priva de introducir su toque homosexual (consultar filmografía posterior), tanto en la recreación del efébico cuerpo de Tony (Tony Isbert), el motorizado (una preciosa Montesa Enduro) jovenzuelo mantenido por Elisa, como en las lascivas miradas que se cruza con Miguel, que si bien para el que suscribe no suponen ningún aliciente (es una pena lo recatada que ha sacado a Carmen Sevilla, mucho más ligera de ropa en las posteriores “La loba y la paloma 1974” y una que salía Iñigo que creo recordar se titulaba “Matrimonio al desnudo”), debo reconocer que conociendo como se las iba a gastar el muy buen y peculiar director en un alto porcentaje de sus producciones posteriores, es imposible no esbozar una sonrisa.
Entretenida y más o menos interesante como película y cita ineludible para fans del Renault 8 y/o Montesa Enduro, así como los que les guste ver el aspecto del “Pantano de San Juan” a principio de los 70.
tiznao
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