Trece años después y con varias secuelas oficiales y no oficiales a cuestas, Jon Hurwitz y Hayden Scholssberg, con la ayuda de Jason Biggs en labores de producción han conseguido reunir al reparto original de una película que reactualizó lo que se conoce como comedias universitarias, que conocieron su momento de gloria en los 80 y tras una larga travesía en el desierto, a finales de los 90, Paul Weitz con su historia de unos adolescentes con sobredosis de hormonas buscando perder la virginidad cuanto antes, consiguió darle un nuevo impulso.
El film de Hurwitz y Scholssberg es una continua mirada al pasado, que utiliza la excusa de las típicas reuniones de ex-alumnos para reunir de nuevo a casi todos. Al menos están los más importantes: Jason Biggs, Seann William Scott, Mena Suvari, Tara Reid Alyson Hannigan, Chris Klein, etc. Pero sobre todo, quien no falta es el gran Eugene Levy en el impagable papel de padre de Jim. Al margen hay algunos cameos de personajes de la primera parte pero con la misma trascendencia en la historia que entonces.
De nuevo, todo gira alrededor del personaje de Jim (Biggs), aderezado con las salidas de tono del de Stifler (William Scott) y un poco del resto del reparto en el que cada personaje tiene su espacio para "lucirse". Pese a que se nos presentan como personas adultas, treintañeros, en líneas generales no ha cambiado gran cosa. Puede que ahora estén casados y con hijos o mantengan relaciones de pareja más o menos estables, pero lo cierto es que siguen manteniendo el mismo grado de insatisfacción que al principio, y casi por los mismos motivos: el sexo, o mejor dicho, su ausencia.
Los responsables del film desaprovechan una buena ocasión para reflexionar, aunque sea en clave cómica) sobre el pasado. Hay múltiples referencias, como es lógico, pero en términos generales, las referencias parecen más bien intentos de recordarnos las graciosas ocurrencias de entonces e intentos de trasplantarlas a los nuevos tiempos. Lo que no hubiera ido mal hubiera sido cierto tono auto paródico a costa de la nostalgia que deja de destilar a largo de todo el metraje y mirar hacia delante. En su lugar, Huwitz y Scholssberg no dejan de mirar atrás. Como si la intención fuera reconciliarse con los fieles fans de una saga que ha sido bastante maltratada por intereses comerciales. Y es que teniendo en cuenta que las carreras de sus principales protagonistas apenas han conseguido quitarse de encima el éxito del primer film, parece más bien un intento de reunirse para recordar los viejos tiempos y de paso puentear la mayoría de secuelas, para dar un cierre digno a este grupo de adolescentes ya no tan adolescentes...o si?
En cualquier caso, para los que reimos con las gracias de la primera, habrá que agradecerles el ejercicio de rememoración. A fin de cuentas, no van a engañar a nadie.