Dirigida por Enzo Castelari es inevitable, nada más empezar el film, pensar en Sergio Leone, que fue el máximo exponente del llamado "spaguetti-western", ya que lo que parece ofrecernos el realizador se podría llamar "spaguetti-bélico". En ningún momento, el realizador oculta lo modesto de su propuesta, sirviéndose además de un buen puñado de actores norteamericanos de segunda fila y rellenando el resto del reparto por actores patrios. Está claro que estamos ante un film de los llamados "de série B. El argumento parece un remedo de films mucho más conocidos como "Los doce del patíbulo" o "Los violentos de Kelly": los protagonistas son un variopinto grupo de desertores quienes en su huida hacia Suiza, se encuentran con todo tipo de obstáculos amigos y enemigos que parecen interponerse en su deseo de alejarse del frente. A pesar de todo, varios son los factores que hacen simpático a este film.

Por un lado, el film es una sucesión de una escena de acción tras otra (con un tono exagerado en general, en cuanto al uso de la violencia, y alguna bastante disparatada por increible) en la que se ven inmersos el peculiar destacamento, que el realizador se encarga de caracterizar adecuadamente (tenemos al pícaro, al cobarte, al valiente, al "chulo", etc). Por otro lado, el realizador lleva mucho más allá el tono irónico de los films que parece imitar, aumentando también cierto tono jocoso, lo que hace que nos sea imposible tomarnos en serio el film, que roza incluso la autoparodia. Paralelamente, se puede observar algo que sólo se insinuaba de forma sutil en los mismos films a los que pretende parecerse. Es decir, en todo momento, se respira una sensación de hastío por una guerra en la que quienes combaten no tienen gran cosa que ganar (la gloria y el honor son dos conceptos demasiado abstractos) y sí mucho que perder (la vida).

Claro que el hecho de intentar hacernos simpáticos a este peculiar grupo de desertores (incluso hay un desertor alemán, que refuerza esa sensación de hartazgo de la guerra), hace que quede un tanto diluido ese poso amargo que transmiten las imágenes.

Realmente no podemos tomarnos en serio un film de estas características, que lo único que nos exige es que nos sentemos a verlo y nos olvidemos de todo (incluso de su numerosos errores, de lo exagerado de las escaramuzas, explosiones y bombardeos, de lo descabellado de la misión en que se embarcan, etc). En este sentido, Castelari nos ofrece una verdadera obra maestra. Una imperfecta obra maestra.