Aprovechando la genial historia de Alfred Hitchcock en “La ventana indiscreta”, el director DJ Caruso, reactualiza el material no sólo ambientándolo en nuestros días sino además cambiando a los personajes.

Ahora el protagonista es un joven que además de no romperse ningún pie, está recluido en su casa debido problemas con la justicia. Para matar el rato se dedica a espiar a los vecinos de su barrio (que se llama Disturbia y que da título al film), y más concretamente a las vecinitas mientras se remojan en la piscina comunitaria. Sin embargo, debido a su exceso de curiosidad, más bien de morbosidad, acaba contemplando un posible crimen.

A partir de aquí el film cambia radicalmente, y en esta segunda parte, cualquier parecido con el film de Hitchcock es mera coincidencia. El director orienta el film claramente hacia las masas adolescentes, consumidora compulsivas de este tipo de films que mezclan el “thriller” con el cine de terror.

Si buscamos la comparación con el flm del maestro inglés sin duda no duraría ni un asalto. Si la comparamos con productos de similares características, el film tampoco sobresaldría demasiado, perjudicado por una mala mezcla de géneros y una cierta despreocupación hacia un público poco exigente.