Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de manulynk:
10
Drama Un samurái pide permiso para practicarse el Seppuku (o Harakiri), ceremonia durante la cual se quitará la vida abriéndose el estómago al tiempo que otro samurái lo decapitará. Solicita también poder contar la historia que le ha llevado a tomar tan trágica decisión. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2008
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hablamos de cine oriental “clásico”, uno de los primeros nombres que saldrían sería seguramente el de Kurosawa.

Sin embargo, el genial director japonés no fue el único de los cineastas de su país. Bajo su deslumbrante brillo se encuentran otros directores que demostraron saber realizar autenticas obras maestras. Uno de estos directores es Masaki Kobayashi, y una de sus mejores obras es la que nos ocupa. El film se sitúa en un momento clave en la historia de Japón, son los últimos años de la era Tokugawa, los tiempos de los gloriosos samuráis están llegando a su fin.

Lo único que les queda a muchos samuráis es su honor, pero del honor no se puede comer. A las puertas del clan Iyi aparece un viejo ronin (samurai sin señor) el cual, ante la paupérrima situación en que se encuentra, pidiendo ejecutar la ceremonia del “seppuku” (también conocido como “harakiri”. El señor del clan Iyi se escandaliza, ya que hace pocas semanas pasó exactamente lo mismo con otro samurai. Mientras espera que llegue su “maestro de ceremonias” (por llamarlo de algún modo) el viejo samurai explicará una historia sobrecogedora a los presentes. Kobayashi nos ofrece una visión totalmente desmitificadora del samurai, alejado de la gloria y del mito. En su lugar encontramos a honorables hombres hambrientos que ven como para mantener su honor intacto, los suyos tienen que literalmente morirse de hambre.

El film tiene escenas realmente brutales, y no precisamente de acción. En este film apenas hay lucha de espadas, y lo que planea por todo el film es un tono lúgrube y siniestro que prefigura lo que vendrá al final. Además habría que verlo como metáfora de los nuevos tiempos que se avecinaban en el Japón de la era Meiji, donde los nuevos samuráis son sólo fachada y apariencia. No hay tampoco en este film actores conocidos para un espectador europeo, al que normalmente sólo le suena Toshiro Mifune. Sin embargo, en el papel del viejo samurai Hanshiro Tsugumo, el actor Tatsuya Nakadai transmite como pocos la amargura y el desencanto del fin de una época que lamentablemente le ha tocado vivir.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow